Las multinacionales propiedad del Estado irrumpen con fuerza en la economía mundial

La aparición de un nuevo tipo de multinacional, la empresa pública multinacional, es uno de los acontecimientos más relevantes que han tenido lugar en el último decenio, marcado por la creciente internacionalización de la economía. Las multinacionales no son ya únicamente los grandes nombres de siempre, las IBM, ITT o Coca-Cola, sino que en el mismo cesto se encuentran ya una serie de empresas propiedad del estado que han venido en años recientes desarrollando una estrategia de multinacionalización

Algunas cifras traducen ya la importancia del fenómeno. Así, entre las 50 empresas indust...

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La aparición de un nuevo tipo de multinacional, la empresa pública multinacional, es uno de los acontecimientos más relevantes que han tenido lugar en el último decenio, marcado por la creciente internacionalización de la economía. Las multinacionales no son ya únicamente los grandes nombres de siempre, las IBM, ITT o Coca-Cola, sino que en el mismo cesto se encuentran ya una serie de empresas propiedad del estado que han venido en años recientes desarrollando una estrategia de multinacionalización

Algunas cifras traducen ya la importancia del fenómeno. Así, entre las 50 empresas industriales más importantes del mundo, según el ranking de la revista norteamericana Fortune, siete son empresas públicas, más del 10% del total, de las cuales seis son realmente multinacionales.Si se hace abstracción de las firmas norteamericanas presentes en dicha lista, dada la escasa dimensión del sector público en EE UU, las cifras adquieren todavía mayor elocuencia. En efecto, entre las 200 empresas industriales más importantes del mundo no norteamericanas, en 1963 había 15 empresas públicas de las que tres eran multinacionales. En 1973 había en esa lista 24 empresas públicas, ocho de las cuales eran multinacionales. En 1983 eran ya 37 las empresas públicas incluidas entre las 200 más importantes, de las cuales 18 eran multinacional, en un proceso de clara progresión.

Para Pierre Dussauge, del Centro de Altos Estudios Comerciales de París, esa estadística muestra la importancia del fenómeno y su imparable progresión actual, hasta el punto de que "en el futuro ya no se podrá hablar de empresas multinacionales sin referirse a las multinacionales públicas que están especialmente presentes en sectores como la construcción, automóvil, química, siderurgia y petróleo", señaló Dussauge, en el seminario que sobre empresas multinacionales tiene lugar en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander.

Motivos diversos

Entre esas multinacionales se encuentran firmas como Pechiney, Saint-Gobain, Renault y Elf-Aquitaine, de Francia; Eni e Iri, de Italia; Salzgitter, de la RFA; la austríaca Voest-Albine y la noruega Norskhydro. Multinacionales públicas españolas, aunque de menor dimensión, serían ENASA y CASA.¿Por qué se internacionalizan las empresas públicas? Georges Blanc, profesor de Estrategia en la citada institución parisiense, encuentra tres motivos esenciales: la confluencia de intereses entre la política del Gobierno y la estrategia de las empresas estatales, (caso de Petrobras, en Brasil o de CASA en España); el hecho de que los mercados nacionales se han quedado pequeños en una época de mundialización de la economía y de industrias de escala mundial, y finalmente, la necesidad de aprovechar el know-how (tecnología) en el exterior, caso de Sofre (Francia), Nioc (Reino Unido), o Rites (India).

Las multinacionales públicas, que en EE UU son vistas con recelo creciente, acusadas de practicar una competencia desleal, están, sin embargo, limitadas en su estrategia a causa de su condición de empresas públicas. Así, se ven a menudo obligadas a hacer uso de tecnologías nacionales, o a efectuar sus inversiones de acuerdo con las prioridades políticas que marque el Gobierno.

Blanc y Dussauge demostraron ayer que incluso las empresas norteamericanas gozan de ayudas estatales (caso del Columbia y Challenger con el programa Ariane); que las grandes empresas privadas tampoco pueden quebrar (caso de Chrysler o Lockheed), y que también sacan tajada de los acuerdos entre Estados.

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