Luxemburgo sucede a Italia en la presidencia de turno de la Comunidad Económica Europea

Pese a los nubarrones -que traerán consigo la tormenta o se despejarán para dar paso al buen tiempo- que ha supuesto la cumbre europea de Milán, la presidencia italiana del Consejo de Ministros de la CEE ha sido una de las de mayores éxitos que se recuerdan. Italia ha pasado desde ayer esta antorcha a Luxemburgo.

La cumbre de Milán ha supuesto, según señaló ayer un portavoz de la Comisión Europea, que celebró una reunión para analizar los resultados, "que ha progresado la toma de conciencia de los problemas que plantea el desafío económico de la Comunidad tanto en lo referente a ...

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Pese a los nubarrones -que traerán consigo la tormenta o se despejarán para dar paso al buen tiempo- que ha supuesto la cumbre europea de Milán, la presidencia italiana del Consejo de Ministros de la CEE ha sido una de las de mayores éxitos que se recuerdan. Italia ha pasado desde ayer esta antorcha a Luxemburgo.

La cumbre de Milán ha supuesto, según señaló ayer un portavoz de la Comisión Europea, que celebró una reunión para analizar los resultados, "que ha progresado la toma de conciencia de los problemas que plantea el desafío económico de la Comunidad tanto en lo referente a la creación de un mercado interior como a la tecnología". "Sobre el análisis no hay desacuerdo, aunque sí sobre el modo de enfocar los problemas", añadió, "pues unos creen que los objetivos no se pueden alcanzar sin modificar el tratado y otros consideran que basta una mejor interpretación del tratado".Corresponde ahora la presidencia comunitaria del Consejo durante los próximos seis meses a Luxemburgo, según el orden alfabético establecido. Indudablemente, que sea el país más pequeño de la CEE el que asuma ahora esta función no viene a simplificar las cosas. Y de, cara a una conferencia intergubernamental -sobre la que hablarán los titulares de Asuntos Exteriores en su primera reunión, el 22 de julio-, la labor de Luxemburgo no va a ser fácil.

Algunos progresos

La presidencia italiana ha tenido grandes éxitos. El 1 de enero de 1985 tomó las riendas de una Comunidad de diez. Las dejaba el 1 de julio con una Comunidad prácticamente de doce. Con esto bastaría para pasar a la historia. Y con buen nombre, pues Italia ha logrado todo lo que quería en las negociaciones de adhesión -las ha concluido con la naranja en el bolsillo-, escondiéndose tras los aspavientos de Francia.

Italia ha logrado un acuerdo sobre los programas integrados mediterráneos (PIM), destinados a paliar los efectos del ingreso ibérico en las regiones más pobres de Francia, Grecia e Italia. Bajo su presidencia, la CEE ha acordado un programa para la puesta en marcha del automóvil limpio -poco contaminante-, sobre la reforma de la política de las estructuras agrarias. También se han hecho progresos limitados hacia la creación de un mercado interior y de una Europa de la tecnología.

En el terreno comercial, sin embargo, las relaciones con EE UU han empeorado. Italia ha frenado la redefinición de las relaciones de la CEE con los países terceros del Mediterráneo. En el saldo negativo figura también la incapacidad para finalizar la fijación de precios agrícolas, debida al veto alemán occidental a una rebaja de un 1,8% del precio de los cereales.

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