Cartas al director

Menos sensatez y más humanismo

En la sección El ojo privado de la edición del pasado 9 de marzo tuvimos ocasión de leer las recomendaciones de Félix de Azúa por una propuesta cultural para la ciudad de Barcelona.El señor Azúa propugna un odio hacia los perros sustentado desde una óptica muy común en ciertos humanos no suficientemente evolucionados. La sinrazón seguiría existiendo e igualmente de mezquina resultaría de inclinarnos por una opción diametralmente opuesta a la suya, entre otras cosas porque el afecto hacia los animales es y seguirá siendo un privilegio consustancial al humanismo que incluso nos es dado co...

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En la sección El ojo privado de la edición del pasado 9 de marzo tuvimos ocasión de leer las recomendaciones de Félix de Azúa por una propuesta cultural para la ciudad de Barcelona.El señor Azúa propugna un odio hacia los perros sustentado desde una óptica muy común en ciertos humanos no suficientemente evolucionados. La sinrazón seguiría existiendo e igualmente de mezquina resultaría de inclinarnos por una opción diametralmente opuesta a la suya, entre otras cosas porque el afecto hacia los animales es y seguirá siendo un privilegio consustancial al humanismo que incluso nos es dado comprobar entre los seres más evolucionados.

Nosotros estamos por afirmar que su propuesta es fácilmente mejorable por una prohibición terminante del espectáculo taurino, lo que conllevaría un alud turístico de difícil cuantificación, al ser sustituidas las actuales campañas taurófilas por estímulos a las auténticas motivaciones culturales, ciertamente abundantes en nuestra ciudad. Ello contribuiría a mejorar la opinión que se tiene de nuestro pueblo en el exterior y supondría un paso importante para ir recobrando una imagen normalizada de país civilizado. Porque hay que acabar de una vez y para siempre con El toro por los huevos en Coria, El jubileo del toro en Medinaceli, El toro lanceado en Tordesillas, EL toro del aguardiante en Candas, La corrida marinera en Sitges, etcétera. Toda una larga sucesión de sucedáneos taurófilos que tienen su razón de ser en el estímulo que provoca la fiesta nacional en las masas no evolucionadas de los pueblos y que son un exponente del grado de incivismo que aún perdura en nuestra geografía hispana.

Cuando hable de raciocinio el señor Félix de Azua, sea mínimamente coherente. Le invitamos a defender con un mínimo de moral las auténticas razones que sustentan la vida cultural de los pueblos, que es exactamente lo que él no ha hecho. Lo contrario equivale a comulgar con los intereses inescrupulosos que se oponen a que este pueblo supere las tradiciones atávicas que desde siempre nos han condenado inexorablemente al ostracismo. Esas prácticas empeñadas en confundir responden a un remarcado interés por servir al fraude cultural, que no por inadmisible en profesiones de su relevancia dejan de ser, lamentablemente, temas de tratamiento en exceso reiterativos en los medios de comunicación.

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Por eso insistimos en que sería deseable menos preocupación por su sensatez y más interés por practicar el humanismo, que a fin de cuentas no es más que servir a la verdad con honradez.-

Secretaria general de la Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal (ADDA).

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