MONTAÑISMO

La expedición navarra regresa del Everest

Mari Ábrego, jefe de la expedición de montañeros navarros que el pasado mes de mayo intentaron, sin éxito, ascender al Everest, aseguró ayer, a su regreso a Pamplona, que es imposible rescatar el cuerpo del alpinista Juan José Navarro, muerto a 7.200 metros de altitud cuando trataban de ascender a esta cumbre. "Un alpinista tiene que estar preparado para morir. Qué mejor sitio que bajo una gran montaña", señaló Ábrego.Los componentes de esta expedición navarra al Everest -Mari Ábrego, Antxon Zamarbide y José Manuel Casimiro-, en una conferencia de prensa que se desarrolló en medio de un am...

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Mari Ábrego, jefe de la expedición de montañeros navarros que el pasado mes de mayo intentaron, sin éxito, ascender al Everest, aseguró ayer, a su regreso a Pamplona, que es imposible rescatar el cuerpo del alpinista Juan José Navarro, muerto a 7.200 metros de altitud cuando trataban de ascender a esta cumbre. "Un alpinista tiene que estar preparado para morir. Qué mejor sitio que bajo una gran montaña", señaló Ábrego.Los componentes de esta expedición navarra al Everest -Mari Ábrego, Antxon Zamarbide y José Manuel Casimiro-, en una conferencia de prensa que se desarrolló en medio de un ambiente de gran emotividad, hicieron hincapié en que la montaña tiene sus riesgos. "Los cuatro participantes en la expedición los conocíamos", afirmó Mari Ábrego. Explicaron que el accidente que costó la vida a su compañero Juan José Navarro, de 36 años, casado, padre de dos hijos, ocurrió en un trayecto alpinísticamente fácil. Dijeron asimismo que este suceso se produjo cuando descendían después de haber realizado un primer intento -en el que se llegó a 7.600 metros- de ascenso al Everest, que resultó fallido por las adversas condiciones climatológicas. Antxon Zarnarbide, que iba en la misma cordada con Juan José Navarro, resaltó que sólo escuchó el grito de su compañero cuando, de pronto, se vio arrastrado por éste en su caída de unos 300 metros. "Cuando nos paramos", comentó,"comprobé que Juanjo estaba muerto".

Según José Manuel Casimiro, después de descender al campo base se planteó la posibilidad de volver a intentar un nuevo ascenso. "Aunque estábamos en buenas condiciones fisicas, nos sentímos muy bajos de moral. Ascendimos a 7.200 metros a recoger parte del material que habíamos dejado y tapamos con piedras el cuerpo de nuestro compañero porque recuperarlo era prácticamente imposible", señaló.

Mari Ábrego, por su parte, resaltó que esperaba que el accidente no supusiese un retroceso para el alpinismo navarro y se utilizase para no ayudar a otras expediciones de montañeros.

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