Cartas al director

Otro testimonio sobre Martínez Torres

Insisto, aunque sea desde esta parece que olvidada isla, en denunciar y suscribir puntualmente las declaraciones que por torturas se han efectuado en este periódico y en la revista Tiempo contra el ya famoso y ahora público policía político Jesús Martínez Torres.Aun con el riesgo de resucitar antiguos fantasmas que prematuramente muchos quisieran enterrar, estoy en inequívocas condiciones de identificar a este policía como uno de los que hábilmente dirigió los interrogatorios a que estuvimos sometidos durante 16 días, entre enero y febrero del año 1971. Corroboro asimismo los mod...

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Insisto, aunque sea desde esta parece que olvidada isla, en denunciar y suscribir puntualmente las declaraciones que por torturas se han efectuado en este periódico y en la revista Tiempo contra el ya famoso y ahora público policía político Jesús Martínez Torres.Aun con el riesgo de resucitar antiguos fantasmas que prematuramente muchos quisieran enterrar, estoy en inequívocas condiciones de identificar a este policía como uno de los que hábilmente dirigió los interrogatorios a que estuvimos sometidos durante 16 días, entre enero y febrero del año 1971. Corroboro asimismo los modernos y selectivos métodos de investigación que entonces se comenzaron a aplicar y de los que este funcionarlo político fue un brillante precursor. Quiero (no quiero) recordar también que esta nueva hornada de policías provenía de la brigada del tristemente célebre comisario Croix y que desde Bilbao fueron trasladados a Zaragoza, con el fin de desarticular la organización del PCE allí existente.

Parece absurdo, por otra parte, que el ministro socialista Barrionuevo afirme que Jesús Martínez Torres es un policía "sin tacha en su hoja de servicios", si no fuera porque conocemos sus ideas obsesivas sobre la "eficacia policial".

Finalmente, lo que no puedo es recordar que su estatura fisica fuera no muy elevada (la del policía, ya que al ministro no tengo el gusto de conocerle), pues, desgraciadamente, la perspectiva a la que normalmente me obligaba lo hace totalmente imposible (yo solía es

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tar tumbado, mientras él se afanaba en destruirme las plantas de los pies).-

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