TORNEO DE NAVIDAD DE BALONCESTO

La selección que no debe conocer la derrota

La selección soviética se pasea imbatida por Europa desde que Gomelski inició la preparación olímpica ilusionado como no lo había estado nunca de poder hacer daño a los norteamericanos en uno de los sitios donde más les podía doler en unos Juegos Olímpicos de Los Ángeles: el baloncesto.Gomelski no reparó en afirmar hace un año que tenía en sus manos la mejor selección de la historia del baloncesto soviético, que es casi como decir la mejor selección europea de la historia. Desde entonces, se cuidó muy mucho de no sufrir una sóla derrota. Quedará por conocer qué hubiera pasado en una final EE U...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La selección soviética se pasea imbatida por Europa desde que Gomelski inició la preparación olímpica ilusionado como no lo había estado nunca de poder hacer daño a los norteamericanos en uno de los sitios donde más les podía doler en unos Juegos Olímpicos de Los Ángeles: el baloncesto.Gomelski no reparó en afirmar hace un año que tenía en sus manos la mejor selección de la historia del baloncesto soviético, que es casi como decir la mejor selección europea de la historia. Desde entonces, se cuidó muy mucho de no sufrir una sóla derrota. Quedará por conocer qué hubiera pasado en una final EE UU-URSS.

Por esa razón, Gomelski, menudo y aparentemente inofensivo, tembló de su asiento el día de nochebuena, cuando unos yanquis en viaje comercial estuvieron a punto de provocar esa derrota. Hubiera sido un castigo muy doloroso. Por ese motivo, Gomelski planteó la final del torneo de Navidad como un encuentro decisivo y mantuvo todo el tiempo en cancha a sus dos gigantes. Le está prohibido perder, por el momento.

Más información

Archivado En