Tribuna:

Las profecías cuando no tienen fecha, suelen cumplirse

Todas las profecías, cuando no tienen fecha, suelen cumplirse, y los mercados de valores no iban a ser una excepción a esta norma. Un día u otro había de producirse el esperado reajuste, máxime teniendo en cuenta que la mayoría de los precios de los valores punteros se estaban acercando a unas cotas en las que el rebote venía a ser casi obligado.La reacción se produjo y, antes de echar las campanas al vuelo, se impone una mínima reflexión sobre la situación de cada sector concreto, en particular el eléctrico y el bancario.

Los valores eléctricos parecen ser este año los encargados de la...

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Todas las profecías, cuando no tienen fecha, suelen cumplirse, y los mercados de valores no iban a ser una excepción a esta norma. Un día u otro había de producirse el esperado reajuste, máxime teniendo en cuenta que la mayoría de los precios de los valores punteros se estaban acercando a unas cotas en las que el rebote venía a ser casi obligado.La reacción se produjo y, antes de echar las campanas al vuelo, se impone una mínima reflexión sobre la situación de cada sector concreto, en particular el eléctrico y el bancario.

Los valores eléctricos parecen ser este año los encargados de la custodia de la buena marcha del mercado, y sobre ellos recaía la responsabilidad de dar el golpe de timón que permitiese a las bolsas abandonar la peligrosa zona en que se encuentran en estos momentos.

El tan esperado aumento del nominal de los títulos de Hidroeléctrica del Cantábrico fue, por fin, anunciado y, junto con la ampliación gratis de Hidrola, constituyen los argumentos con que, de momento, además de los precios alcanzados en el mercado por los títulos de las compañías del sector, cuenta el grupo para capitanear una recuperación aceptable del terreno perdido desde agosto. Pero las dificultades que encuentran estas compañías a la hora de lograr una reordenación del sector están pesando en el ánimo de los inversores más de lo previsto. Por ello, es preciso aceptar con algunas reservas esta recuperación parcial de los precios que poco o nada tiene que ver con la recuperación del mercado.

En cuanto a los valores bancarios, la opinión que le merecen al mercado puede verse reflejada en la diferencia entre su indicador sectorial y el índice general. A pesar de que los resultados conocidos sobre este ejercicio son buenos, no logran despertar confianza entre los inversionistas debido, fundamentalmente, a la distribución que se ven obligados a hacer de sus beneficios.

El número de títulos bancarios que diariamente cambian de manos no es elevado y, menos aún, lo son los títulos que restan sin contrapartida compradora, pero de todas formas, el predominio es del papel y es ésta una situación de la que las entidades bancarias parecen no saber encontrar la salida, por lo que su futuro bursátil a corto plazo se encuentra en dificultades.

Además de estos dos grandes sectores, el resto del mercado también parece tener dificultades a la hora de encontrar una solución y son las situaciones particulares las que proporcionan a los asistentes algunos motivos de entretenimiento. Los valores industriales parecen defenderse bien, y sus pequeñas, aunque a veces no tanto, oscilaciones no van a ninguna parte. Es de destacar la falta de resistencia de algunos valores tras pagar su dividendo, único motivo, al parecer, de su permanencia durante varias sesiones consecutivas en el mismo nivel. Una vez cobrado el dividendo, el interés de los inversores es menor y, lógicamente, los precios se resienten.

El ambiente en los mercados no es, en absoluto, negativo, sino tan sólo de expectación. Si en un plazo más o menos breve se logran solucionar algunos de los problemas planteados, los precios no encontrarán tantas dificultades para recuperarse y, desde luego, no lo harán simplemente por estar demasiado bajos.

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