Las restricciones del tráfico en la Puerta del Sol provocan desconcierto entre los conductores y grandes embotellamientos

El ensayo de reordenación del tráfico en la Puerta del Sol, que comenzó a las cinco de la madrugada de ayer y se mantendrá hasta el 1 de noviembre, provocó en su primer día congestiones importantes de vehículos en la plaza y, principalmente, en las calles que desembocan en ella. Señales de tráfico recién instaladas y nunierosos agentes de la Policía Municipal prohibían a los vehículos, excepto a los autobuses de transporte municipal, realizar todos los giros hasta ahora habituales en La plaza, donde desde ayer sólo se puede circular en dos sentidos: desde Alcalá hacia Arenal y desde Mayor haci...

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El ensayo de reordenación del tráfico en la Puerta del Sol, que comenzó a las cinco de la madrugada de ayer y se mantendrá hasta el 1 de noviembre, provocó en su primer día congestiones importantes de vehículos en la plaza y, principalmente, en las calles que desembocan en ella. Señales de tráfico recién instaladas y nunierosos agentes de la Policía Municipal prohibían a los vehículos, excepto a los autobuses de transporte municipal, realizar todos los giros hasta ahora habituales en La plaza, donde desde ayer sólo se puede circular en dos sentidos: desde Alcalá hacia Arenal y desde Mayor hacia la carrera de San Jerónimo.Los mayores atascos de vehículos se registraron en las calles de Alcalá, Arenal y Mayor. El embotellamiento a mediodía de ayer ocupaba dos kilómetros, desde la Puerta de Alcalá hasta Sol y desde allí hasta la calle de Bailén, por Arenal. La mayoría de los conductores ignoraban las modificaciones efectuadas en la regulación del tráfico en el punto central de la ciudad. Miraban sorprendidos a uno y otro lado, intentaban hacer el giro acostumbrado, y cuando los agentes municipales les indicaban que debían continuar en la misma dirección, trataban de explicarles que "ayer mismo habían pasado por esa calle y no existía ninguna prohibición". Los policías municipales contestaban con argumentos rápidos y en algunos casos dejaban pasar a los vehículos con gesto de impotencia, porque "es mejor no discutir con los conductores y agilizar la circulación". Un motorista que se dirigía a un local comercial de la calle de Carretas, procedente de la calle Mayor, trataba de convencer a un agente municipal de que iba sólo un poquito más arriba". Y continuaba: "O sea que para entrar en esta calle tengo que dar la vuelta a medio Madrid para bajar por Montera. ¡Y ustedes son los que quieren arreglar el tráfico!"

Los comerciantes de la zona no tenían una opinión clara sobre las repercusiones de la medida municipal. "En principio", manifestó uno de ellos, "creemos que cualquier restricción del tráfico puede perjudicar nuestro negocio; pero también se pensó lo mismo cuando se cerraron a la circulación de vehículos las calles de Preciados y del Carmen, y ahora todos los comerciantes de estas calles están satisfechos de la decisión".

El concejal de circulación, Valentín Medel, declaró ayer que era prematuro sacar conclusiones y que se habían instalado contadores para observar la variación del tráfico respecto a otros días.

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