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Concepción Borja

ha sabido combinar sabiamente la viejísima tradición de las meigas y el mal de ojo, con la igualmente vieja de la picaresca, para perpetrar un original timo por medio del cual levantó 200.000 pesetas a una vecina de un pueblo de La Cabrera, en la provincia de León. Concepción Borja aseguró a la timada que en el pueblo alguien la quería mal, y que ella, por medio de una bendición, podría arreglar el influjo demoniaco de esa malquerencia. Para realizar el exorcismo utilizó 200.000 pesetas que le entregó la víctima y que, convenientemente envueltas en una tela, se convirtiero...

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ha sabido combinar sabiamente la viejísima tradición de las meigas y el mal de ojo, con la igualmente vieja de la picaresca, para perpetrar un original timo por medio del cual levantó 200.000 pesetas a una vecina de un pueblo de La Cabrera, en la provincia de León. Concepción Borja aseguró a la timada que en el pueblo alguien la quería mal, y que ella, por medio de una bendición, podría arreglar el influjo demoniaco de esa malquerencia. Para realizar el exorcismo utilizó 200.000 pesetas que le entregó la víctima y que, convenientemente envueltas en una tela, se convirtieron en un improvisado hisopo, con el cual frotó el cuerpo de la exorcizada mientras salmodiaba arcanas letanías. Una vez dado el cambiazo, cosió el hisopo al sujetador de la supuesta víctima del mal de ojo y le entregó para completar el conjuro una piedra, que debía enterrar en el huerto de un vecino. Concepción levantó el vuelo, dejando en el envoltorio unos cuantos recortes de periódicos. Lo malo para Concepción fue que la vecina, con una actitud de desconfianza que sin duda rompió el conjuro, le dio por cerciorarse de si los 40.000 duros seguían cosidos en "su intimidad", y al descubrir el timo presentó denuncia en la Guardia Civil, que detuvo a la original timadora.

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