Cartas al director

El ministro melámano

"La música, compañera natural de la formación del hombre. La formación musical debe comenzar, como el deporte, en la escuela. Fijarse sólo en los conservatorios es un error. En la mayor afluencia de la juventud a los conciertos no hay que desdeñar como causa la buena música ligera, con el jazz a la cabeza. ta teoría wagnerianía del arte total es más error que utopía, pues cada arte debe crecer dentro de su ámbito. La Pasión según San Juan, de Bach, es menos completa, pero creo que más pura que la de San Mateo. No soporto la llamada música ambiental mientras trabajo. En mi ...

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"La música, compañera natural de la formación del hombre. La formación musical debe comenzar, como el deporte, en la escuela. Fijarse sólo en los conservatorios es un error. En la mayor afluencia de la juventud a los conciertos no hay que desdeñar como causa la buena música ligera, con el jazz a la cabeza. ta teoría wagnerianía del arte total es más error que utopía, pues cada arte debe crecer dentro de su ámbito. La Pasión según San Juan, de Bach, es menos completa, pero creo que más pura que la de San Mateo. No soporto la llamada música ambiental mientras trabajo. En mi discoteca tengo 450 obras de Mozart y viajo, viajaba, con el catálogo Kochel. Hay que cuidar al máximo la escenografía en las óperas".Las frases anteriores las acabo de recoger con ilusionada prisa de Radio 2, dentro del programa titulado Entrevista. ¿Era el ministro de Educación el que hablaba con tanto conocimiento de causa? ¿El ministro de Cultura quizá? ¿Eran antiguas manifestaciones del Azaña que trabajaba mejor después de oír una sinfonía de Mozart? ¿Eran palabras, también antiguas, de Fernando de los Ríos? La voz, segura y serena, plácida con su pizca de nostalgia del melómano exiliado de los conciertos por el agobiente trabajo -"lo malo de los abonos es que hay que oír lo que le echen a uno"- era la del ministro de Defensa, Narcís Serra, preocupado, me imagino, con la desventura del Liceo y no menos porque queden sin cubrir las vacantes en las orquestas oficiales, especialmente en la cuerda. Lo que en Europa sería normal aquí aparece como excepción, pero, aun así, la sorpresa y la gratitud exigen alegre testimonio de los músicos a la escucha.-

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