Raúl García Sanz

Dibujante de cine, presento su película 'Animaratón' en la Olimpiada de la Animación, en Los Ángeles

Raúl García Sanz es un profesional de este medio. Trabaja preferentemente para las dos multinacionales que abaratan los costes de sus producciones a base de dibujantes españoles, coreanos y australianos: Hanna Barbera, en Madrid, y Bill Meléndez, en Barcelona. "Llevo trabajando nueve años en los dibujos animados", dice Raúl. "He hecho de todo, pero preferentemente Picapiedras, Pitufos, Lucky Luckie, Oso Yogui y Charlie Brown". Según sus cálculos, hay en España un centenar de profesionales y casi todos ellos trabajan para las multinacionales. "Se puede vivir bastante bien de este trabajo", ...

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Raúl García Sanz es un profesional de este medio. Trabaja preferentemente para las dos multinacionales que abaratan los costes de sus producciones a base de dibujantes españoles, coreanos y australianos: Hanna Barbera, en Madrid, y Bill Meléndez, en Barcelona. "Llevo trabajando nueve años en los dibujos animados", dice Raúl. "He hecho de todo, pero preferentemente Picapiedras, Pitufos, Lucky Luckie, Oso Yogui y Charlie Brown". Según sus cálculos, hay en España un centenar de profesionales y casi todos ellos trabajan para las multinacionales. "Se puede vivir bastante bien de este trabajo", admite, "pero el problema es que sólo funciona si uno trabaja para el extranjero. En España no hay una industria. Ha habido algunos intentos, como El Quijote, de Cruz Delgado, y Fanny Carterpilar, de los Estudios Moro, que aún no se ha estrenado. Lo curioso del caso es que los españoles hemos estado manteniendo la producción de Hanna Barbera por lo menos durante los últimos 14 años".No le sorprende en absoluto que los dibujantes norteamericanos iniciaran el año pasado una huelga quejándose de este hecho: "Sí, es cierto. Hasta ahora, España, Corea y Australia se llevaban todo el trabajo. Últimamente sé que muchos estudios están empezando a montar sucursales en Argentina, debido a que aún les sale más barato".

Comparar el dibujo animado que se hace en la actualidad con el de los grandes maestros es duro para un profesional. Raúl García Sanz explica que "antes se hacían 24 dibujos por segundo; así es como están hechas las películas de Walt Disney o las de la Warner. Además, cada personaje del dibujo tenía movimientos propios. Ahora se duplica cada dibujo, con lo que sigue habiendo 24 fotogramas por segundo, pero sólo doce imágenes diferentes. Además, los personajes se mantienen igualen muchos cuadros, no se mueven".

La razón es, cómo no, económica: "El problema es que la animación se ha convertido en un arte muy caro y, al mismo tiempo, el mercado ha desarrollado una voracidad insaciable debido a la demanda de televisión."

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