Tribuna:

Hoy vendieron más que ayer, pero menos que mañana

La impaciencia de los operadores a corto, que había comenzado a plasmarse en la sesión del jueves, se incrementó ayer, como era previsible, y las realizaciones dejaron ver patente su peso en el mercado. El retroceso del índice en 1,01 puntos fue el saldo final de la batalla.El índice general de la Bolsa de Madrid enfrenta serias dificultades para alcanzar la cota del 130%, conquista relativamente fácil para los demás mercados nacionales. Esa resistencia a encaramarse con excesiva facilidad hacia esos niveles está sirviendo, curiosamente, para que la bolsa pueda consolidar poco a poco sus posic...

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La impaciencia de los operadores a corto, que había comenzado a plasmarse en la sesión del jueves, se incrementó ayer, como era previsible, y las realizaciones dejaron ver patente su peso en el mercado. El retroceso del índice en 1,01 puntos fue el saldo final de la batalla.El índice general de la Bolsa de Madrid enfrenta serias dificultades para alcanzar la cota del 130%, conquista relativamente fácil para los demás mercados nacionales. Esa resistencia a encaramarse con excesiva facilidad hacia esos niveles está sirviendo, curiosamente, para que la bolsa pueda consolidar poco a poco sus posiciones, como si se tratara de aquella tradicional táctica política consistente en dar "dos pasos adelante y un paso atrás".

Los bancos, en estas circunstancias, se convierten en una especie de línea de choque, que resiste los embites de las órdenes de venta con una fuerza envidiable. Aunque su índice sectorial refleja una pérdida simbólica de 13 centésimas, lo cierto es que el saldo por caja reviste buen color. El saldo vendedor, por 24.056 títulos, demostraba ayer las escasas ganas que tienen los inversores de desprenderse de estos valores, mientras que las órdenes de compra sumaban 11.652 títulos.

Esas diferencias pueden ser, de alguna forma, un buen retrato de la bolsa en general. Las compras fueron mínimas, y mínimas también las ventas, aunque éstas últimas, algo mayores. Es decir, el mercado se enfrenta a un cierto impasse, que puede durar varias sesiones más, mientras los inversores se conceden un respiro hasta que quede atrás esa mítica fecha, del 15 de julio, una época poco propicia para el negocio.

Las eléctricas, por su parte, sufren las consecuencias de las fuertes ganancias de días anteriores, pero el fondo de resistencia de estos valores continúa prácticamente intacto, al menos en lo que al corto plazo se refiere.

Quienes, otra vez, se llevan la palma en comportamiento son las sociedades de inversión mobiliaria, que obtienen una sustancial elevación de 3,10 puntos, lo que no es poco ante una debilidad del mercado, como la registrada en la jornada de ayer. Las noticias ya publicadas sobre el posible aumento de dividendos por parte de la mayoría de estas entidades deben haber servido para incentivar a los compradores.

Pero, ojo al parche, algo cambia día a día. En la sesión del pasado jueves las compras a crédito ya habían disminuido a 16,5 millones de pesetas, mientras que las ventas se habían elevado a 4,9 millones. La proporción continúa siendo favorable a las primeras, pero no de una forma tan rotunda como en el resto de la tanda semanal.

Si se escucha a los oráculos pesimistas, las dos próximas jornadas también serán de descenso, hasta que las rebajas -a fin de cuentas eso es un fenómeno propio de este mes de julio- atraigan a los compradores, nuevamente dispuestos a invertir su dinero en unos títulos a buen precio. No hay que asustarse demasiado, en todo caso, ya que las órdenes de venta que han llegado hasta ahora son escasas. Lo que sí está haciendo falta es que aumente el volumen de la contratación, que no supera los 1.000 millones de pesetas ni a tiros.

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