Una huella dactilar en la cartera robada a Aurelio Muñoz permitió llegar hasta el nuevo sospechoso de la muerte del joyero

Una huella de un dedo pulgar de la mano izquierda ha permitido a la policía dar por esclarecido el homicidio del grabador de joyería Aurelio Muñoz, ocurrido hace tres meses. La huella fue encontrada en el billetero de la víctima que el homicida abandonó vacío en el automóvil con que huyó de la calle de Valderribas, escenario del crimen. Un minucioso trabajo del Gabinete Central de Identificación de la policía, realizado a petición del titular del Juzgado de Instrucción número 19, ha establecido que la huella corresponde a Florencio Álvarez Esteban, de 21 años, quien se hallaba recluido en la c...

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Una huella de un dedo pulgar de la mano izquierda ha permitido a la policía dar por esclarecido el homicidio del grabador de joyería Aurelio Muñoz, ocurrido hace tres meses. La huella fue encontrada en el billetero de la víctima que el homicida abandonó vacío en el automóvil con que huyó de la calle de Valderribas, escenario del crimen. Un minucioso trabajo del Gabinete Central de Identificación de la policía, realizado a petición del titular del Juzgado de Instrucción número 19, ha establecido que la huella corresponde a Florencio Álvarez Esteban, de 21 años, quien se hallaba recluido en la cárcel de Carabanchel.

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Florencio Álvarez Esteban nació en 1962, es soltero y sin profesión conocida. Tiene diversos antecedentes delictivos como autor de atracos a mano armada y está conceptuado por la policía como toxicómano. En alguna ocasión ha amenazado de muerte e incluso atacado a camellos o vendedores de droga que le negaban la mercancía porque no tenía dinero para pagarla. Florencio Álvarez es vecino del barrio de San Blas y muy conocido por los inspectores de la comisaría de este distrito.El grabador de joyería Aurelio Muñoz murió en la calle de Valderribas, el pasado 17 de marzo a causa de un disparo de revólver. Testigos del homicidio fue ron su esposa, dos hijas de corta edad y una persona que intentó auxiliar a la víctima. La primitiva intención del homicida era atracarle, pero ante su resistencia y el auxilio que recibió, disparó el arma que llevaba. Luego huyó en el automóvil del muerto, que fue hallado en la avenida de Aragón, muy cerca del distrito de San Blas. La policía informó en su día que en el vehículo había encontrado huellas dactilares del difunto, de sus familiares y de un desconocido. Esa impresión dactilar, que fue calificada de "anónima", pertenecía a un dedo pulgar de la mano izquierda y fue hallada en la billetera de Aurelio Muñoz, abandonada vacía en el coche.

Basándose en la declaración de un mendigo que estaba cerca del lugar de los hechos, y en el testimonio de siete personas, que señalaron como autor del homicidio a Mariano de la Antonia, éste fue detenido, y ha permanecido 84 días encarcelado en Carabanchel acusado del crimen. Desde un primer momento, la policía señaló que la huella "anónima" no correspondía a De la Antonia, en cuyo poder tampoco se halló ningún objeto relacionado con el atraco de la calle de Valderribas. El joven siempre mantuvo su declaración de inocencia.

Manuel Antón de la Riva, magistrado del juzgado de Ins trucción número 19, fue quien ordenó el procesamiento e ingreso en prisión de De la Antonia. Sin embargo, el juez se mostró perplejo ante el el hecho de que la huella encontrada en la billetera no correspondiera al procesado, y pidió a la policía una investigación más profunda. El Gabinete Central de Identificación de la Policía realizó este trabajo.

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Recluido en Carabanchel

Finalmente, los especialistas en dactiloscopia de la policía descubrieron que la impresión dactilar correspondía a Florencio Álvarez Esteban, un muchacho que tenía una amplia ficha policial y había tocado el piano con los dedos humedecidos en tinta en más de una ocasión. El descubrimiento fue notificado a comienzos de junio al magistrado, que ordenó la detención del ,segundo sospechoso.

La policía descubrió que Florencio Álvarez estaba recluido en la prisión de Carabanchel desde el pasado 4 de mayo, a disposición, precisamente, del juzgado número 19, como presunto autor de un delito de agresión a agente de la autoridad. En 1983, Alvarez había permanecido encarcelado en la quinta galería de la prisión de Carabanchel por otra causa, desde el 1 de agosto hasta el 10 de septiembre.

El pasado 9 de junio, inspectores de San Blas trasladaron a Florencio Álvarez desde Carabanchel a la comisaría de su distrito. Allí, Álvarez confesé ser el autor del homicidio y declaró que había arrojado el revólver del crimen a una escombrera de la zona noreste de Madrid. Los esfuerzos policiales por recuperar el arma han sido inútiles. Tras esta confesión, Álvarez fue trasladado a los calabozos de los juzgados de la Plaza de Castilla y puesto a disposición del magistrado Antón de la Riva.

Eljuez ordenó nuevos careos con Alvarez de los siete testigos que afirmaron reconocer a Mariano de la Antonia. No se conoce el resultado de estos nuevos careos, aunque se ha podido saber que Florencio Álvarez tiene cierto parecido físico con De la Antonia, incluyendo esas marcas en la cara que al primer detenido le conferían lo que un elemento activo de la investigación calificó de "rostro de sospechoso".

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