Cartas al director

La libertad sindical

Me ha sorprendido la defensa que EL PAIS ha hecho de uno de los puntos de la controvertida ley de Libertad Sindical. En el editorial del lunes 28 de mayo se justificaba el concepto y funciones de los sindicatos "más representativos", tal como se prevén en el proyecto de ley, diciendo que con ello no se hace sino "consolidar de iure la situación de facto existente en el sindicalismo español". Permítame dudar de la validez del argumento. Las leyes no están para legitimar lo que de hecho pasa, sino para indicar qué es lo que debe pasar. En el caso que nos ocupa, lo que...

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Me ha sorprendido la defensa que EL PAIS ha hecho de uno de los puntos de la controvertida ley de Libertad Sindical. En el editorial del lunes 28 de mayo se justificaba el concepto y funciones de los sindicatos "más representativos", tal como se prevén en el proyecto de ley, diciendo que con ello no se hace sino "consolidar de iure la situación de facto existente en el sindicalismo español". Permítame dudar de la validez del argumento. Las leyes no están para legitimar lo que de hecho pasa, sino para indicar qué es lo que debe pasar. En el caso que nos ocupa, lo que debe pasar es que, en un clima libre, los sindicatos compitan, en igualdad de oportunidades, por la confianza de los trabajadores. Sólo después puede la ley hacer que sean únicamente los sindicatos más votados los que acudan a las negociaciones de ámbito nacional; pero eso, simplemente por la razón de que no pueden ir todos. Otra cosa es que, como sucede con el proyecto debatido en el Congreso, la ley cree unas condiciones tales que los sindicatos que en el momento presente son los más representativos resulten inamovibles. ¿O es que no pueden cambiar su voluntad los trabajadores?

¿Qué le parecería una ley fiscal que impidiera a los más pobres aumentar su patrimonio, a la vez que confirmara indefinidamente a los millonarios en su estado? ¿Sería defendible diciendo que no hace más que consolidar de iure una situación existente de facto? Dicho así, lo que hace la nueva ley sindical parece poco a primera vista; pero consagrar el hecho por el derecho, simplemente porque es un hecho, es nada menos que la práctica de todo totalitarismo que, por el procedimiento que sea, ha logrado auparse al poder. /

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