Sangre en las carreteras

La trágica jornada de ayer va a suministrar a los medios de comunicación europeos, en general, y británicos, muy en particular, material suficiente como para montar un nuevo episodio de una campaña de desprestigio que encuentra bueno cualquier pretexto para mostrar una imagen negativa y un tanto tercermundista en nuestro país.Las carreteras españolas son el escenario cotidiano de una cifra de accidentes mortales y graves que en fines de semana y vacaciones parece competir para elevar el número de víctimas de año en año. El boom de la motorización de las últimas dos décadas ha producido,...

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La trágica jornada de ayer va a suministrar a los medios de comunicación europeos, en general, y británicos, muy en particular, material suficiente como para montar un nuevo episodio de una campaña de desprestigio que encuentra bueno cualquier pretexto para mostrar una imagen negativa y un tanto tercermundista en nuestro país.Las carreteras españolas son el escenario cotidiano de una cifra de accidentes mortales y graves que en fines de semana y vacaciones parece competir para elevar el número de víctimas de año en año. El boom de la motorización de las últimas dos décadas ha producido, como consecuencia del aumento del parque automovilístico, un número elevadísimo de nuevos permisos de conducción. A este factor, que inevitablemente comporta que los conductores con poca o reducida experiencia sean mayoría en nuestras rutas, deben sumarse las carencias endémicas de nuestra infraestructura viaria en su capacidad, pavimento y señalización.

Todo ello, con ser un elemento relevante digno de estudio, no supone el factor más preocupante en las características que hacen de nuestra circulación por carretera un peligroso riesgo que se traduce cada año en un enorme costo social Para el país. Hay un pecado colectivo en la conjunción entre una cierta idiosincracia del español y su conducta a los mandos de su vehículo, la cual se tradube en un comportamiento inadecuado a la función del tráfico en una sociedad desarrollada. Esta actitud se refleja en diversas manifestaciones de irresponsabilidad que van desde la ignorancia o la interpretación subjetiva de las normas del Código de Circulación o de las señales de tráfico, hasta un espíritu de competición velocista.( ... )

Incluido en este último apartado están un consumo de bebidas alcohólicas al que el atavismo de una gran mayoría de los conductores españoles no es capaz de renunciar en sus desplazamientos, fiándose de su hábito de bebida o su capacidad de aguante del alcohol para burlar normas poco estrictas y controles demasiado laxos en comparación con los de países europeos y americanos desarrollados. Esta normativa debería ser mucho más estricta para los que llevan en sus manos un vehículo de transporte colectivo, por obvias razones cuantitativas de resposabilidad sobre vidas humanas. ( ... )

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6 de mayo.

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