RELIGIÓN

El Papa confesó el Viernes Santo a 16 personas durante casi dos horas

El pasado día 20 de abril, festividad del Viernes Santo, el papa Juan Pablo II estuvo sentado, como un simple sacerdote, durante una hora y 50 minutos, en un confesionario de la basílica vaticana de San Pedro, para escuchar las confesiones de personas de diversos países.

Según la tradición vigente desde el Viernes Santo de 1980, el Pontífice bajó desde su apartamento a la basílica poco antes del mediodía y, sin ninguna ceremonia especial, llevando sobre su sotana blanca una capa negra y la estola morada, se instaló en el confesionario del franciscano conventual holandés padre Benefi...

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El pasado día 20 de abril, festividad del Viernes Santo, el papa Juan Pablo II estuvo sentado, como un simple sacerdote, durante una hora y 50 minutos, en un confesionario de la basílica vaticana de San Pedro, para escuchar las confesiones de personas de diversos países.

Según la tradición vigente desde el Viernes Santo de 1980, el Pontífice bajó desde su apartamento a la basílica poco antes del mediodía y, sin ninguna ceremonia especial, llevando sobre su sotana blanca una capa negra y la estola morada, se instaló en el confesionario del franciscano conventual holandés padre Benefict Janssen, cerca del altar de santo Tomás.

Las 16 personas que se confesaron con el Papa, seleccionadas por la vigilancia (seguridad) vaticana, fueron ocho hombres y ocho mujeres. La mitad de todos ellos eran italianos; y el resto, de diversas nacionalidades. Varios de los penitentes estaban esperando su turno desde las primerísimas horas de la mañana.

Entre los penitentes italianos figuraban un joven romano de 12 años y una muchacha de unos 20 años, quien estuvo hablando con el Papa durante más tiempo, concretamente 13 minutos. Los no italianos fueron un español de unos 40 años, una religiosa española (la única persona no laica escuchada en esta ocasión en confesión por el Papa), dos hombres alemanes, un austriaco, un holandés, una mujer irlandesa (quien esperaba desde las cinco de la madrugada) y un joven estadounidense de California.

El Papa había llegado a la basílica acompañado por su secretario privado, polaco, monseñor Stanislaw Dziwisz, y su ayudante de cámara, italiano, el comendador Angelo Gugel, y fue recibido y despedido por el arzobispo monseñor Lino Zanini, antiguo nuncio apostólico en Argentina.

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