Preocupación en Italia por la 'marcha sobre Roma' organizada por la CGIL

Hay mucha preocupación en los ambientes políticos y hasta en el Ministerio del Interior por la marcha sobre Roma que los comunistas del sindicato CGIL están organizado para el sábado próximo como protesta contra la decisión del Gobierno Craxi de retocar, con un decreto ley, la escala móvil.Se anuncia una manifestación que podría concentrar en la capital a un millón de personas, ya que, además de los trabajadores romanos comunistas, que se calculan en unos 200.000, están anunciadas tres naves, 35 trenes especiales y 4.000 autobuses, más los miles de trabajadores que llegarán en coches pr...

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Hay mucha preocupación en los ambientes políticos y hasta en el Ministerio del Interior por la marcha sobre Roma que los comunistas del sindicato CGIL están organizado para el sábado próximo como protesta contra la decisión del Gobierno Craxi de retocar, con un decreto ley, la escala móvil.Se anuncia una manifestación que podría concentrar en la capital a un millón de personas, ya que, además de los trabajadores romanos comunistas, que se calculan en unos 200.000, están anunciadas tres naves, 35 trenes especiales y 4.000 autobuses, más los miles de trabajadores que llegarán en coches privados a la capital.

La tensión que está despertando tal manifestación, convocada en contra de la voluntad de las otras dos grandes centrales sindicales, CISL y UIL, se está revelando explosivamente en las afelpadas aulas del Senado, donde se está discutiendo precisamente sobre el decreto de la discordia. En las últimas horas ha habido incluso episodios graves de violencia.

El lunes, por ejemplo, la batalla en el Senado fue campal. El senador comunista Pietro Carmeno se acercó casi en cuclillas hasta los bancos del Gobierno y, sin que éste se diera cuenta, le arrancó al ministro socialista De Micheles de las manos los folios del discurso que estaba pronunciado. Desde aquel momento fue la guerra. Sobre los bancos del Gobierno empezó a llover toda clase de objetos e insultos. En este punto algunos senadores socialistas arrancaron las butacas para usarlas como escudos. Los comunistas se las quitaban de las manos. El caos en ese momento era total.

Y los comunistas aseguran que la pelea no ha empezado aún y que la batalla será más dura en la Cámara baja.

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