Eduard Bueno

El candidato de AP a la Generalitat salió de un orfanato a los 13 años

Eduard Bueno Ferrer pertenece a la generación de hombres que se han hecho a sí mismos. Cuando sólo contaba tres años de edad quedó huérfano de padre; meses después ingresó en un orfanato de Masnou, en la provincia de Barcelona, donde permaneció hasta los 13 años. Su madre, ante los apuros familiares, realizó todo tipo de trabajos de limpieza en edificios públicos y privados. Hoy, con 43 años, Eduard Bueno posee innumerables empresas y un patrimonio familiar importante; ha conseguido ser aceptado entre la burguesía catalana, que le considera un triunfador nato. Desde hace unos días es el candid...

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Eduard Bueno Ferrer pertenece a la generación de hombres que se han hecho a sí mismos. Cuando sólo contaba tres años de edad quedó huérfano de padre; meses después ingresó en un orfanato de Masnou, en la provincia de Barcelona, donde permaneció hasta los 13 años. Su madre, ante los apuros familiares, realizó todo tipo de trabajos de limpieza en edificios públicos y privados. Hoy, con 43 años, Eduard Bueno posee innumerables empresas y un patrimonio familiar importante; ha conseguido ser aceptado entre la burguesía catalana, que le considera un triunfador nato. Desde hace unos días es el candidato de Alianza Popular a la Presidencia de la Generalitat de Cataluña.

Eduard Bueno, hijo de padre catalán y madre cartagenera, es el menor de tres hemanos. Su padre, de profesión electricista, trabajaba en el teatro del Liceo y en el teatro Barcelona. La familia Bueno Ferrer ocupaba una minúscula portería de la calle Alta de San Pedro, en el casco antiguo barcelonés, para no tener que pagar alquiler. En 1943 muere su padre de una pulmonía. Su madre se ve obligada a sobrecargar los trabajos normales de llevar una portería con las tareas domésticas para los vecinos de la escalera, a 2,50 pesetas la hora.Meses después de la muerte de su padre, Eduard Bueno ingresó en el Hogar Infantil Santa Rosalía, de Masnou, regentado por monjas franciscanas. Hasta que cumplió los siete años realizó en el orfanato únicamente trabajos de manutención, como fregar platos, lavarse la ropa o hacerse la cama. Recuerda que su madre le iba a ver una vez al mes, "y no todos, ya que a veces no tenía el importe del viaje, 1,35 pesetas". Los dos meses de vacaciones de verano que les daban las monjas a los más de 100 chicos del hogar los pasaba también en el orfanato, porque "en mi casa no cabíamos, y mi madre no podía hacer frente a los gastos de mi permanencia en casa".

En 1953 puede salir del hogar para empezar a trabajar. Durante unos meses asiste a una academia, que costea su hermano mayor, que por aquel entonces ya es sacerdote. En 1954 consigue su primer trabajo en el sector inmobiliario, "cosas sencillas, claro, como acompañar a clientes y limpiar la moto del hijo del dueño". A partir de 1959 su vida da un vuelco espectacular Ingresa en la inmobiliaria FUSA como auxiliar de compra. Con 21 años es nombrado jefe de ventas y con 22 años llega a gerente de la compañía. En 1964, ante la negativa de la empresa inmobiliaria a darle una participación en la empresa, funda, con un grupo de catalanes residentes en Madrid, la empresa IBUSA.

En 1966, en pleno apogeo de la compañía, que por aquel entonces contaba con 20 personas, es llamado a filas después de las presiones de otro grupo inmobiliario ante las autoridades militares, que le niegan la última prórroga militar por ser hijo de viuda. Con 26 años, mujer y un hijo, se va a la mili. Cada día un empleado de la inmobiliaria se desplazaba al campamento militar de Sant Climent Sescebes, donde realizó la instrucción, para que firmara los documentos de la compañía. A los tres meses es destinado a Barcelona, donde se enchufa en Capitanía General como secretario del capitán general. Su permanencia en este puesto sería corta, como consecuencia de su detención, al colocar uno de sus obreros una bandera catalana en una de las obras que la inmobiliaria realizaba en el barrio obrero de Verdún. Bueno fue condenado a 25.000 pesetas de multa por cometer actos atentatorios a la unidad de la patria".

Hoy es socio o posee numerosas empresas inmobiliarias, aseguradoras, agrícolas, conserveras y alimentarias, con una plantilla superior a las 2.000 personas. Dice haber dado trabajo a todos sus compañeros del orfanato que se lo han pedido o que él se ha enterado que no tenían empleo. Vive en un piso en la zona noble de Barcelona, declara haber pagado más de un millón de pesetas a Hacienda en el último ejercicio y es propietario de un palco en el teatro del Liceo. "La burguesía catalana me ha aceptado bien; la gente lo que quiere es relacionarse con los triunfadores", apostilla.

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