Estados Unidos perdió la Copa América después de 132 años

La millonaria Newport ha perdido su copa

Ya no hay Copa en la vitrina del New York Yacht Club. Ayer se hizo entrega a los nuevos ganadores. Ahora se llamará Copa Australia, y permanecerá guardada, al menos, hasta 1986 o 1987, en las vitrinas de otro club, el Royal Perth Yatch Club, de Australia. La cabeza de Dennis Conner, patrón del 12 metros norteamericano, no ocupará el lugar que tenía reservada la Copa América. Así lo dice la leyenda: "La cabeza de Conner será el precio de la derrota y el Liberty se hundirá en la humillación, porque su nombre no quedará grabado, como el de sus antecesores, en el pedestal de esa copa de 27 pulga...

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Ya no hay Copa en la vitrina del New York Yacht Club. Ayer se hizo entrega a los nuevos ganadores. Ahora se llamará Copa Australia, y permanecerá guardada, al menos, hasta 1986 o 1987, en las vitrinas de otro club, el Royal Perth Yatch Club, de Australia. La cabeza de Dennis Conner, patrón del 12 metros norteamericano, no ocupará el lugar que tenía reservada la Copa América. Así lo dice la leyenda: "La cabeza de Conner será el precio de la derrota y el Liberty se hundirá en la humillación, porque su nombre no quedará grabado, como el de sus antecesores, en el pedestal de esa copa de 27 pulgadas, 68,58 centímetros de altura". La millonaria Newport se ha quedado muy sola.

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Tras 132 años de conservar los 3.800 gramos de Copa de plata en la vitrina, por primera vez, un doce metros extranjero no sólo se llevó el triunfo total en la edición 25, sino que ganó tres regatas consecutivas y acumuló, en siete, la máxima ventaja en tiempo -9 minutos y 8 segundos- sobre la embarcación norteamericana, además de conseguir, por primera vez en la historia de la Copa América, que se disputara la séptima regata de la competición. Sólo un yate irlandés, el Shamrock IV, en 1920, y el Endeavour británico, en 1934, habían ganado dos de las siete regatas de la Copa desde que en 1851, en la islita de Wight, el yate norteamericano Schooner ganara la primera edición frente a toda una, flota británica.Quién sabe si los vientos de Australia asustarán a los jueces dentro de tres años, al igual que les asustaron hace unos días cuando estaba a punto de iniciarse la competición entre el ya legendario Australia II y el Liberty. Quién sabe si temblará el Royal Perth Yatch australiano cuando algún velero, tal vez americano, con aletas en la proa o alitas en la popa, intente arrebatar de nuevo ese diminuto trofeo que tiene más de negocio que de cuestión de honor. Quién sabe si todo estaba ya previsto para que la intriga de las regatas despertara la codicia de los millonarios que no se atrevieron a presentarse este año a la competición. Mientras tanto, la úlcera de los más grandes magnates del mundo se estará resintiendo.

La intriga de qué lugar de la memoria ocupará desde ahora la pequeña ciudad de Newport, sobrevolará a los importantes personajes que en sus Cadillacs y Rolls Royces acudían desde Nueva York a presenciar el espectáculo de millonarios. Quizá en Newport, desde ahora, sólo queden los vestigios de los impresionantes castillos y mansiones que rodean la apacible zona veraniega. Para la actual edición se calcula que el presupuesto total de los participantes fue de unos 48 millones de dólares (unos 7.300 millones de pesetas).

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