Cartas al director

La guerra está ahí

Hay días en que abres el periódico y la guerra ya está aquí. Y no se trata en realidad de una amenaza concreta o un sorpresivo desencadenarse de batallas, sino más bien de una certeza inapelable que vamos asumiendo como si fuera una catástrofe natural inevitable.Todo lleva a pensar que nuestra participación en el asunto es insignificante, ya que los avances tecnológicos hacen que los poderes en pugna no necesiten ni siquiera de nuestros humildes dedos para apretar gatillos como antaño.

¿Qué nos impide entonces caer en la resignación pasota, revolear nuestros principios por el aire y sum...

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Hay días en que abres el periódico y la guerra ya está aquí. Y no se trata en realidad de una amenaza concreta o un sorpresivo desencadenarse de batallas, sino más bien de una certeza inapelable que vamos asumiendo como si fuera una catástrofe natural inevitable.Todo lleva a pensar que nuestra participación en el asunto es insignificante, ya que los avances tecnológicos hacen que los poderes en pugna no necesiten ni siquiera de nuestros humildes dedos para apretar gatillos como antaño.

¿Qué nos impide entonces caer en la resignación pasota, revolear nuestros principios por el aire y sumergimos enloquecidamente en el jolgorio del fin del mundo?

Pero la sola imagen de nuestras carnes, incendiadas tan injustamente, pone en rebeldía algunas conciencias. Algunos no paramos de estrujar nuestras neuronas contaminadas buscando la forma de lograr un pacifismo que no sea sólo protesta.

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¿Cuál será la forma efectiva de luchar contra los que consideran esta Tierra como un gran tablero de parchís?

Las fichas somos mayoría, aunque, como siempre, esto es lo de menos. /

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