Cartas al director

OTAN subliminal

Parece evidente que, en estos últimos tiempos, algo, efectivamente, está cambiando: poco queda ya de aquel olvidado ímpetu pacifista; ahora, nuestra autónoma. diplomacia se siente conmovida con el estilo ejecutivo de Shultz; ahora nuestros circunspectos mentores se transmutan -por mor de no sé qué mágicas pócimas- en urgentes abanderados del atlantismo; ahora, en fin, parece que nuestros próceres, lógicos desmemoriados de nuevo cuño, pretenden convertir la OTAN en nuestra Única moneda de curso legal. No sé hasta qué punto tenemos todavía algo que decir, alguna posibilidad, ante los prepotentes...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Parece evidente que, en estos últimos tiempos, algo, efectivamente, está cambiando: poco queda ya de aquel olvidado ímpetu pacifista; ahora, nuestra autónoma. diplomacia se siente conmovida con el estilo ejecutivo de Shultz; ahora nuestros circunspectos mentores se transmutan -por mor de no sé qué mágicas pócimas- en urgentes abanderados del atlantismo; ahora, en fin, parece que nuestros próceres, lógicos desmemoriados de nuevo cuño, pretenden convertir la OTAN en nuestra Única moneda de curso legal. No sé hasta qué punto tenemos todavía algo que decir, alguna posibilidad, ante los prepotentes predicadores de la balística; parece como si ya todo estuviese decidido, y que al final no haremos sino aplaudir lo incontrovertible: nuestra permanencia en la OTAN.Pues parece obvio que estamos en plena campaña mentalizadora: se suceden los mensajes subliminales, la panoplia militar se equipara a una suerte de providencia mítica, y todo el problema parece reducirse a cómo manipular del modo menos costoso -políticamente- esa opinión pública a la que convertirán una vez más en mayoría silenciosa. Quizá el único placer que nos quede -lo reconozco: un tanto morboso- sea el dar satisfacción a nuestra curiosidad, observando atentos cómo quienes mandan solventan el inhóspito tema del referéndum; preveo, sin duda, promisorios divertimentos para los histriónicos, para los meros analistas de los hechos, para los escépticos, para los que -perplejos- no tenemos nada más que eso: la risa. /

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En