Tribuna:

Alegrías con sordina

La primera semana del mes de septiembre comenzó su singladura bursátil con un comportamiento sorprendente por cuanto las órdenes de compra que llegaban a las mesas de los agentes sumaban cifras desconocidas, a pesar de no resultar excesivamente relevantes.La sesión se inició dentro de un tono moderadamente eufórico, en el que las órdenes de compra predominaban ampliamente sobre las escasas ventas que conseguían presentar los operadores. No obstante, la situación fue diluyéndose a medida que transcurrían los minutos como consecuencia directa de una generación de títulos ofertados, cuyo origen e...

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La primera semana del mes de septiembre comenzó su singladura bursátil con un comportamiento sorprendente por cuanto las órdenes de compra que llegaban a las mesas de los agentes sumaban cifras desconocidas, a pesar de no resultar excesivamente relevantes.La sesión se inició dentro de un tono moderadamente eufórico, en el que las órdenes de compra predominaban ampliamente sobre las escasas ventas que conseguían presentar los operadores. No obstante, la situación fue diluyéndose a medida que transcurrían los minutos como consecuencia directa de una generación de títulos ofertados, cuyo origen en un primer momento no se podía determinar con certeza, que ponían una sordina a las alegrías iniciales.

CARLOS HUMANES

FÁBREGUES

Las eléctricas comenzaron su contratación marcadas, aparentemente, por el signo de las compras. No obstante, la oferta latente a la que se ha venido haciendo referencia lo largo de las últimas semanas no tardó en hacer acto de presencia cumpliendo, sobradamente, la demanda generada. De esta forma, los avances que reflejaban los precios de los títulos de estas acciones al cierre de las reuniones resultaba mínimo, y la oferta continuaba agazapada sin haber definido su potencial total.

Las razones que se apuntaban en círculos especializados a este comportamiento de los corros eléctricos tenían su punto de referencia en las importantes desinversiones en capital en riesgo en el grupo eléctrico que están realizando algunos inversores institucionales de importante peso específico en el mercado bursátil. El balance final fue discretamente positivo, en cuanto a las cotizaciones, aunque el transfondo que se intuía apuntaba una situación bastante menos optimista por cuanto las principales carteras parecían apuntar una posición claramente vendedora, siempre y cuando existiesen las contrapartidas necesarias como para materializar sus títulos en existencia.

En cuanto al grupo bancario, cuyo índice observó una trayectoria negativa, es importante destacar que tan solo el Popular consiguió ofrecer un saldo comprador en el mercado madrileño, que además se refería tan solo a 853 títulos, mientras que las tinieblas que amenazan las cuentas de resultados de este grupo continúan determinando una disposición escasamente favorable de los posibles compradores. El saldo global que totalizaban los siete grandes en la Bolsa de Madrid ascendía a 87.083 títulos de signo vendedor. La mayor parte de ellos correspondían a Banesto, que se aproximaban a los 65.000, ofreciendo una pérdida de dos enteros en su cotización mientras atendía formalmente al 40% de las solicitudes de ventas.

El faro de esperanza de las reuniones lo constituyó la evolución de un valor concreto, Cepsa, que ofrecía un discreto avance como consecuencia directa, según decían los especialistas, de la ganancia apuntada en la Bolsa de Barcelona.

En definitiva, parece que los inversores en estas primeras sesiones postveraniegas se han decidido a canalizar sus recursos hacia los valores más castigados por las realizaciones de beneficio de la última semana del mes de agosto. Con todo, en instancias especializadas se reconoce que las condiciones objetivas de la economía española resultan poco propicias para las alegrías bursátiles y, por tanto, se atribuye a estas mejoras un carácter puramente transitorio.

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