Tribuna:

Las prisas por vender

Si en la segunda sesión de esta semana los mercados de valores salían de su apatía gracias a la mayor decisión que los inversores mostraron en vender, podemos decir que ayer el aburrimiento que se ha venido arrastrando durante todo el mes quedó completamente olvidado cuando la decisión de vender se vio convertida en auténticas prisas por no quedarse el último.Si hubiera que buscar un símil para la actual situación de los mercados de valores, por aquello de que una imagen vale más que 1.000 palabras, habría que evocar esos castillos de naipes que se suelen caer más por los nervios del construct...

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Si en la segunda sesión de esta semana los mercados de valores salían de su apatía gracias a la mayor decisión que los inversores mostraron en vender, podemos decir que ayer el aburrimiento que se ha venido arrastrando durante todo el mes quedó completamente olvidado cuando la decisión de vender se vio convertida en auténticas prisas por no quedarse el último.Si hubiera que buscar un símil para la actual situación de los mercados de valores, por aquello de que una imagen vale más que 1.000 palabras, habría que evocar esos castillos de naipes que se suelen caer más por los nervios del constructor que por la propia falta de consistencia. El inversor a corto es, cómo no, un gran aficionado al juego, y hace gala de gran osadía cuando la situación le es favorable, pero sus miedos no encuentran límites cuando alguien se ha decidido a lanzar la primera piedra. Y en estas últimas sesiones del mes ha habido alguien que la lanzó. Bien es verdad, que el mercado no estaba para muchos trotes, pero la reacción en cadena que se ha originado era capaz por sí sola de llevarse por delante mucho más que lo que ahora se le ha podido oponer.

Los 207.000 títulos que sumaba el saldo por caja de las siete principales instituciones bancarias del país doblaban casi con exactitud la cifra de la reunión anterior. Más del 60% de esa cantidad era el saldo particular de Banesto, que, olvidándose de la resistencia a la baja que mostró en otras ocasiones, retiró tan sólo el 20% de su saldo y cedió seis enteros, siendo el único del grupo que alcanzó esta cifra. Los demás componentes del selecto club de los siete tenían saldos menos aparatosos, pero a pesar de ello cedieron entre uno y cinco enteros, dando pie así a algunos comentarios que apuntaban que por fuera de la caja el número de títulos puestos a la venta superaba con mucho a los del saldo oficial. El Popular puso la nota de color al bajar cinco enteros al tiempo que retiraba la totalidad de su saldo, 8.219 títulos, aunque es preciso recordar que ha sido uno de los valores bancarios que más se han visto afectados últimamente por las bajas. Algún optimista arriesgaba la opinión de que podía tratarse del fin de la mala racha.

Sea corno fuere, esta corriente genérica alcanzó a casi todos los sectores y, resulta bastante problemático pensar que puede desaparecer de la noche a la mañana. Entre los valores eléctricos se pudo apreciar algún síntoma de resistencia a ceder más posiciones por parte de unos pocos valores. Éste fue el caso de Hidrola en la, bolsa madrileña que, aunque llegó a cotizar al 49%, lo hizo después de no poca resistencia, y aun así la mayor parte de la oferta no quiso llegar a esa cifra. Mejor suerte corrieron Iberduero, Sevillana y Fecsa, que lograron recuperar parte de lo perdido en las reuniones anteriores.

Otro sector que se mostró reacio a ceder posiciones fue el de construcción, que, al amparo de unos pocos valores, logró dar la sensación de que puede esperar acontecimientos manteniéndose en sus actuales niveles. Y, una vez más, es inevitable mencionar a Telefónica, esta vez por haber cedido un entero en tres de los cuatro mercados -en Barcelona perdió 1,25- al haberse intentado materializar los beneficios acumulados en la pasada semana.

El fin de semana se presenta bastante sombrío para los mercados de valores, si exceptuamos el de Bilbao, que tiene la suerte de terminar con una fiesta, y en esta ocasión todos los especialistas presentes coinciden en señalar que puede ser un anticipo de lo que se avecina para septiembre.

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