Reportaje:

Del satélite a la television del futuro

Los condicionantes de estos repetidores del espacio, tanto técnicos como políticos, harán que en cada país se capten sólo los programas propios

Captar directamente programas de televisión por medio de una pequeña antena situada en la terraza de la casa propia no es ya un proyecto de futuro. Desde que en 1977 se diera la salida en la carrera de la televisión directa por satélite, la evolución ha sido rápida. Numerosas empresas comerciales en Estados Unidos aceleran sus proyectos, mientras los gobiernos de República Federal de Alemania y de Francia se preparan para poner en órbita satélites propios en 1985. En España se han empezado a dar los primeros pasos. Sin embargo, los condicionantes técnicos y políticos harán que en cada país sól...

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Captar directamente programas de televisión por medio de una pequeña antena situada en la terraza de la casa propia no es ya un proyecto de futuro. Desde que en 1977 se diera la salida en la carrera de la televisión directa por satélite, la evolución ha sido rápida. Numerosas empresas comerciales en Estados Unidos aceleran sus proyectos, mientras los gobiernos de República Federal de Alemania y de Francia se preparan para poner en órbita satélites propios en 1985. En España se han empezado a dar los primeros pasos. Sin embargo, los condicionantes técnicos y políticos harán que en cada país sólo se puedan captar fácilmente, por ahora, los programas propios, con algunas excepciones.

Los satélites, utilizados como repetidores en el espacio, son desde hace años un instrumento utilizado por la televisión para difundir sus programas. En Estados Unidos, el país más avanzado en este campo, existen más de una docena de satélites dedicados a distribuir programas que luego se reemiten por redes terrestres de transmisores o por sistemas de televisión por cable. España transmite por satélite los programas de televisión desde la península a las Islas Canarias, y en sentido contrario, y alquila tiempo de satélite para otras transmisiones, como lo hacen la mayoría de los países. Pero el avance de la tecnología ha permitido empezar a pensar, hace ya varios años, en la posibilidad de transmitir los programas de televisión directamente al usuario. Todavía no existe ningún programa operacional de satélite de televisión directa, pero faltan pocos años para que empiecen a funcionar."España tiene asignada una posición orbital de 31º Oeste para este tipo de satélites", explica Jesús Domingo Laborda, jefe del sector espacial, del departamento internacional de la Compañía Telefónica, y también presidente del comité técnico de Eutelsat, un organismo europeo de reciente creación para las telecomunicaciones regionales por satélite. "Ahí es donde debe situar su satélite, si se decide a lanzarlo". En esta misma posición orbital, separada de la siguiente unos 4.200 kilómetros, se situarán hipotéticamente los satélites del Reino Unido, Irlanda Portugal e Islandia. Los canales disponibles se han repartido jugando con varios factores, tales como las frecuencils, la polarización de la señal y la posición orbital, logrando así evitar las interferencias entre ellos.

"Cada país puede recibir emisiofies de su propio satélite en todo su territorio nacional", señala Domingo, "pero también existen inevitablemente solapamientos, aunque se debe explicar que no es verdad lo que se ha dicho algunas veces de que cualquier usuario podría recibir fácilmente las emisiones de todo el mundo. De hecho, se ha tendido a limitar la cobertura de cada satélite, tanto por razones técnicas como políticas".

En el caso de España, el satélite francés podría ser recibido en el noreste del país fácilmente, con una antena no mayor de la necesaria para recibir el satélite español.

Sin embargo, según se baja hacia el Sur, haría falta una antena mayor. En Sevilla, porejemplo, sería necesaria una antena de unos dos metros para poder recibir el satélite francés, aunque en todo el territorio peninsular español se recibiría fácilmente el satélite portugués. Dado el avance técnico previsible en las unidades de recepción, es muy probable que en el futuro se puedan recibir fácilmente las emisiones de países vecinos. Y también existe la posibilidad técnica, si cada gobierno la autoriza, de situar una antena mayor con objeto de captar las emisiones del satélite de otro país, y distribuir estas emisiones por cable a los abonados interesados.

Un detalle importante es que una antena sirve únicamente para recibir emisiones procedentes de una única situación orbital, puesto que la antena debe estar perfectamente orientada hacia el satélite.

Una comunidad de vecinos, o un usuario aislado que quisiera, en Barcelona, recibir los satélites español y francés, debería situar dos antenas iguales, con distinta orientación, para poder captar las dos emisiones simultáneamente. En el caso de Madrid, debería situar una antena pequeña para el satélite español y otra mayor con su receptor y sintonizador correspondientes, para el satélite francés.

El satélite típico de televisión directa -explica Domingo-, de tres canales, que son losprevistos para ensayar el sistema en Europa, pesa unos 2.200 kilogramos en el momento del lanzamiento, y obtiene su energía de paneles solares, con una potencia de 3.000 a 3.500 vatios. Un dato curioso es que la situación de los satélites sobre el Ecuador hace que se vean sometidos a eclipses solares de varios minutos de duración durante dos épocas del año, que interrumpen la continuidad de la emisión. Este hecho ha sido contemplado también en la repartición hecha el año 1977 para que los cortes ocurran de madrugada.

Para la emisión se recomienda que se utilice la banda de 17 o 18 GHz. Además del centro, o centros, de emisión debe existir un centro de control del satélite. Un sistema de radiodifusión directa debe contar con la posibilidad de que se estropee el satélite, por lo que en realidad hay que poner en órbita dos unidades.

Para empezar, los franceses y alemanes se han puesto de acuerdo para fabricar tres satélites. Uno será lanzado por Francia, otro por la República Federal de Alemania y otro permanecerá en tierra, con los paquetes de comunicaciones correspondientes a cada uno de los países preparados, para poder ponerlo en órbita lo antes posible en caso de avería de alguno de los dos. La decisión de utilizar sólo tres de los canales posibles es debida a que actualmente el cohete europeo Ariane no puede lanzar un satélite tan pesado como sería el de cinco canales, aunque sí podrá para el año 1986, si se cumple el calendario previsto.

España lo está pensando

Si para todos los países la posibilidad de ofrecer nuevos programas de televisión con una buena cobertura es una razón poderosa para pensar en tener un satélite propio de televisión directa, para España la ventaja es mayor, han manifestado repetida Miente fuentes de RTVE, puesto que ni siquiera los programas actuales se reciben bien en todo el territorio, lo que se conseguiría fácilmente con el satélite.En España se realizó un estudio preliminar sobre el tema de un satélite de radiodifusión directa en 1981, conjuntamente por la Compañía Telefónica, Televisión Española y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Actualmente, RTVE ha firmado un convenio con el INTA para un estudio sobre la definición técnica de un sistema de radiodifusión directa por satélite. La decisión será finalmente política, puesto que se encuentra en juego no sólo el objetivo del satélite, los pogramas de televisión, sino la posibilidad de potenciar la industria aeroespacial española, con la fabricación del total o de parte del satélite español. Aunque en RTVE se ha hablado de la posiblidad de tener el sistema para 1988, lo más probable es que no se disponga de televisión directa por satélite hasta principios de la próxima década. Sin embargo, RTVE está en conversaciones con Eurovisión para participar en un programa europeo de televisión directa, por medio del satélite europeo L-Sat, que se pondría en órbita en 1986, y que serviría de experimentación de la recepción directa en España.

Un sistema de satélite de radiodifusión directa podría costar unos 200 millones de dólares (28.000 millones de pesetas), para un solo satélite en órbita, y 300 millones (42.600 millones de pesetas) de dólares para dos satélites, siendo éste el precio de mercado. El mayor gasto, con mucho, en un sistema de este tipo, es el correspondiente a la inversión inicial relativa a los satélites y el lanzamiento, puesto que los gastos de mantenimiento son bastante menores que los de una red terrestre. En cuanto al equipo del usuario, es decir la antena, receptor y sintonizador, se ha calculado su importe en el equivalente a 150.000 pesetas, aunque dentro de 10 años se estima que su precio podría ser mucho más bajo.

En este aspecto, como en casi todos los demás de la televisión directa, el futuro está abierto a casi todo.

La conferencia de Ginebra de 1977

En la todavía breve historia de la televisión directa por satélite ya existe un hito. Se trata de la conferencia que tuvo lugar en Ginebra en 1977, auspiciada por las Naciones Unidas y que estableció las bases para los sistemas de televisión directa.Las siglas de la Conferencia Administrativa Mundial de Radiocomunicaciones (CAMR-77) son referencia poco menos que obligada cada vez que se habla del tema.

La CAMR-77 optó por definir los parámetros necesarios para permitir la simultaneidad de numerosos sistemas de televisión directa, en vez de dejarlo a la libre competencia.

Esta repartición de los recursos disponibles (posiciones orbitales, frecuencias, etcetera) se realizó para todo el mundo, excepto para América, donde Estados Unidos se opuso a esta reglamentación previa, que constituye un marco estricto al que previsiblemente se ajustarán todos los sistemas de radiodifusión directa.

Los satélites de televisión directa, llamados técnicamente de radiodifusión directa, tál como están definidos por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, emiten en una banda especial, la de 12 GHz, en la que se han definido dos subbandas de 400 MHz cada una, tienen una potencia de emisión al menos 10 vetes superior a la de los satélites normales de comunicaciones y están diseñados para que el usuario pueda recibir la emisión por medio de una pequeña antena, de un diámetro de unos 90 centímetros, un receptor y un sinItonizador, directamente en su televisor. Todos estos satélites deben estar situados en la órbita geoestacionaria, la situada sobre el Ecuador, a 36.000 kilómetros de altura, que permite que el satélite mantenga una posición relativa fija respecto a un punto determinado de la superficie terrestre.

En la CAMR-77 a cada país se le asignó una posición orbital, compartida con varios otros, y cinco canales para poder realizar sus emisiones.

Esta repartición se hizo por países, en el supuesto de que cada gobierno podría hacer con sus canales lo que quisiese, o bien explotarlos directamente por medio de la radiotelevísión estatal, o permitir su explotación a empresas privadas.

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