Cartas al director

En torno a Dalí

Realmente increíble. Me estoy refiriendo al artículo de Antoni Tápies El reencuentro oficial con Dalí, del domingo 10 de julio, en el que, aparte de dejar claro y sentado que no le gusta nada Dalí, trata también de declarar culpables a todos los que, siendo de ideas de izquierdas o, utilizando un término más amplio, progresistas, gustemos de la pintura de Dalí.Y es aquí donde yo considero, en mí opinión, y con todos los respetos que me merecen las opiniones de Antoni Tàpies, que se equivoca, y voy a explicar mis razones de la siguiente manera: yo me considero de izquierdas y bastante pr...

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Realmente increíble. Me estoy refiriendo al artículo de Antoni Tápies El reencuentro oficial con Dalí, del domingo 10 de julio, en el que, aparte de dejar claro y sentado que no le gusta nada Dalí, trata también de declarar culpables a todos los que, siendo de ideas de izquierdas o, utilizando un término más amplio, progresistas, gustemos de la pintura de Dalí.Y es aquí donde yo considero, en mí opinión, y con todos los respetos que me merecen las opiniones de Antoni Tàpies, que se equivoca, y voy a explicar mis razones de la siguiente manera: yo me considero de izquierdas y bastante progresista en cuanto a la manera de plantearme mi vida, y, he aquí lo más importante, he tenido conciencia de la pintura de Dalí, he sentido la pintura de Dalí (como la de muchos otros pintores, músicos, escritores, etcétera) mucho antes de adquirir verdadera conciencia política. Porque, siendo muy verdad eso que dice Tàpies: "La mínima pincelada en un cuadro es el reflejo de las cualidades humanas del pintor", creo que esas cualidades son muchas más que las meras cualidades políticas.

Y es por eso que considero que Dalí es más, muchísimo más que sus fantasiosas declaraciones de principios cambiantes, más que sus horteradas (como dicen Vicent y Tàpies), más que su imagen publicitaria montada por él y en torno a él (dando una imagen modernísima de cómo aprovechar la mercadotecnia y la publicidad artísticamente en este siglo eléctrico y atómico). Es por esto que creo que, si bien Dalí puede no haber creado escuela pictórica aquí en Europa, si ha dado, y sobre todo para nuevas generaciones de artistas del Viejo y Nuevo Mundo (de donde soy yo), un método, el paranoico crítico, que puede darle un poco más de agilidad a la anquilosada escena artística.

Y diré, para terminar ya, que también Dalí, como esos auténticos gigantes -Picasso, Miró, Tàpies- que verdaderamente revolucionan la historia de la pintura (yo diría, más bien, que la hicieron llegar por cauces normales-geniales al sitio que se merece en este siglo) y que tanto honran a España, a Cataluña; también Dalí, como decía, más allá de estas fronteras, honra a España, a Cataluña, con su arte, porque se le valora más allá de sus juicios publicitarios y políticos (que sólo son una mínima parte de su actitud hacia sus planteamientos artísticos, hacia su método paranoico crítico), se le valora por sus pinceladas en el cuadro que aún sigue pintando..., como Miró, como Tàpies. /

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