Cartas al director

Gracias a la Guardia Civil de Tráfico

El pasado domingo 26 de junio me dirigía de Guadarrama a Madrid, a las nueve de la noche, en compañía de mi esposa. Ella, que se encuentra delicada de salud, comenzó a indisponerse al poco de iniciar el viaje, por lo que forcé la marcha. A la altura de Las Rozas, su estado era preocupante. Al llegar a Aravaca, mi estupor fue total al encontrarme con la circulación completamente parada, pues se había producido un inmenso tapón que se extendía hasta la entrada de Madrid. Mi angustia e impotencia eran difíciles de describir. Divisé a la Guardia Civil de Tráfico y me dirigí al agente más próximo, ...

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El pasado domingo 26 de junio me dirigía de Guadarrama a Madrid, a las nueve de la noche, en compañía de mi esposa. Ella, que se encuentra delicada de salud, comenzó a indisponerse al poco de iniciar el viaje, por lo que forcé la marcha. A la altura de Las Rozas, su estado era preocupante. Al llegar a Aravaca, mi estupor fue total al encontrarme con la circulación completamente parada, pues se había producido un inmenso tapón que se extendía hasta la entrada de Madrid. Mi angustia e impotencia eran difíciles de describir. Divisé a la Guardia Civil de Tráfico y me dirigí al agente más próximo, a quien expuse mi grave problema. Éste, y previa consulta con su superior, abandonó su puesto y, tomando la moto con toda rapidez, comenzó a abrirme paso entre el inmenso mar de vehículos, haciendo un derroche de habilidad, tesón y coraje verdaderamente admirables, hasta situarme en la calle de Cea Bermúdez.Gracias a su labor pude ganar un tiempo precioso para que mi esposa fuera atendida. No quiero, pues, dejar de expresar, tanto al agente en cuestión como al cuerpo en general (verdaderos caballeros de la carretera), mi reconocimiento y sincera gratitud. /

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