Sender busca a su niñera

Quiero tener esta oportunidad para dar gracias a ustedes. A través de las cartas mías a EL PAÍS, mi correspondencia con lectores, amigos y parientes españoles va aumentándo tremendamente.Mi primer viaje a España este año pasado era muy conmovedor para mí. Me encontré con más de 60 parientes, incluyendo personas que me han conocido en mi niñez. Después de 43 años sin hablar mi lengua materna, empiezo de nuevo a expresarme en castellano.

Siento unas emociones muy fuertes durante estos días, especialmente cuando aprendí por primera vez acerca de mi querida madre, Amparo Barayón Miguel, y l...

Quiero tener esta oportunidad para dar gracias a ustedes. A través de las cartas mías a EL PAÍS, mi correspondencia con lectores, amigos y parientes españoles va aumentándo tremendamente.Mi primer viaje a España este año pasado era muy conmovedor para mí. Me encontré con más de 60 parientes, incluyendo personas que me han conocido en mi niñez. Después de 43 años sin hablar mi lengua materna, empiezo de nuevo a expresarme en castellano.

Siento unas emociones muy fuertes durante estos días, especialmente cuando aprendí por primera vez acerca de mi querida madre, Amparo Barayón Miguel, y los detalles de nuestra vida juntos.

Quiero pedir por su ayuda de nuevo: en el año 1936, una chica de 16 años, llamada Dionisia Díaz Cortes (o sea, Cortez), una madrileña, nos acompañó a Zamora. Ella era mi niñera; visitó a Amparo en la cárcel, y Amparo correspondió con ella. Dionisia se casó en Madrid y el matrimonio se fue a trabajar a Alemania. Escribí a la Embajada española en Bonn, pero pienso que es posible que sea una señora, de más de 60 años ahora, que permanece todavía en España.

Regresaré otra vez este verano con mi mujer, mi hermana Andrea y dos hijos míos. Si algún lector suyo sabe dónde está esta señora, que haga el favor de contestarme a EL PAÍS, o directamente duranteel mes de julio a Ramón Sender Barayón. American Express. Plaza de las Cortes, 2. Madrid-14. /