Diego Prado, liberado tras 73 días de secuestro

Manuel Prado reconoce en conferencia de prensa haber negociado con ETAm las condiciones para la liberación de su hermano

La brigada de información regional de la policía no pudo tomar declaración a Diego Prado y Colón de Carvajal, durante todo el día de ayer, debido a su estado físico y psíquico, después de haber estado 73 días secuestrado por ETA Militar. Diego Prado, que permanece en su domicilio, encamado desde el momento de su liberación en las primeras horas del lunes, tampoco acudió a la conferencia de prensa convocada por la familia y presidida por su hermano Manuel, que ha actuado como portavoz desde el principio del secuestro. Desdiciéndose de sus anteriores declaraciones públicas, Manuel Prado reco...

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La brigada de información regional de la policía no pudo tomar declaración a Diego Prado y Colón de Carvajal, durante todo el día de ayer, debido a su estado físico y psíquico, después de haber estado 73 días secuestrado por ETA Militar. Diego Prado, que permanece en su domicilio, encamado desde el momento de su liberación en las primeras horas del lunes, tampoco acudió a la conferencia de prensa convocada por la familia y presidida por su hermano Manuel, que ha actuado como portavoz desde el principio del secuestro. Desdiciéndose de sus anteriores declaraciones públicas, Manuel Prado reconoció haber negociado con ETAm la liberación de su hermano y haber llevado a cabo operaciones hipotecarias y de otro tipo para dotar a la familia de liquidez económica."El problema de mi hermano es más anímico que físico", declaró Manuel Prado. Diego de Prado ha recibido buena alimentación durante todo el tiempo, pues la preocupación de los secuestradores era "casi obsesiva" con la comida, e incluso el día de Viernes Santo le dijeron si quería un menú de vigilia, dado que sabían que era católico practicante. A pesar de ello ha perdido 10 kilos. El hecho de que antes de soltarlo el domingo le inyectaran cinco dosis de vahum y le obligaran a ingerir alcohol le ha producido una situación de debilidad e inconsciencia de la que los médicos que le atienden están tratando de sacarle mediante una cura de desintoxicación.

El daño psíquico que haya podido sufrir durante los 73 días que permaneció encerrado en una habitación de 2,10 metros de largo, por 90 centímetros de ancho y 1,90 de alto es "preocupante" y algo que también empezarán a tratar los médicos inmediatamente, afirmó Manuel Prado. El tratamiento habitual en estos casos pasa por una atención constante a la persona, evitándole momentos de silencio y de introversión, distrayéndola con viajes y con atenciones y ayudándole a recuperar el sueño normal, explicó un especialista en psiquiatría.

El antecedente de Peradejordi

En un primer recuento de los hechos más importantes ocurridos desde el secuestro, Manuel Prado explicó a la Prensa sus primeras y deslavazadas palabras con su hermano Diego. Ya el día del secuestro, el 25 de marzo, Diego Prado pasaba por un estado "psicológicamente lamentable", como resultado de los 15 meses de litigio que llevaba con las autoridades judiciales y bancarias españolas, como consecuencia de la intervención del Banco de Descuento, que él presidía, hasta que, en noviembre de 1981 lo intervino el Fondo de Garantía de Depósitos, ante el descubierto de irregularidades administrativas o delictivas que todavía están por juzgar.

"El día anterior, 24 de marzo, los secuestradores nos habían seguido a mi hermano y a mí desde su oficina a su casa, cuando yo le acompañé en coche y le dejé a las 14.20 de la tarde, justo a la misma hora en que al día siguiente le secuestraron; luego se lo dijeron a él", afirmó Manuel Prado. Según el portavoz familiar, ETAm estaba tras su hermano desde que en enero de 1981 la organización terrorista planeó secuestrar al entonces vicepresí,dente del Banco de Descuento, Angel Peradejordi, actualmente en Brasil. Este dato era conocido de la policía desde que, a raíz de las detenciones practicadas corno consecuencia de la explosión de la central telefónica de Ríos Reisas, fue capturada parte de la infraestructura de un comando etarra en Madrid.

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La tarde del secuestro, Diego Prado salió en el maletero de uno de los vehículos utilizados por los etarras desde el garaje de su vivienda, en Zurbano 51, y antes de ser recluido enel lugar de estancia definitivo fue cambiado a otro automóvil, drogado e introducido también en su maletero. Este lugar, que al parecer fue uno sólo durante los 73 días, se encuentra, según la policía y las averiguaciones no muy fiables de Diego Prado, en la zona norte madrileña, entre el barrio del Pilar y el de Chamartín.

Con valium y gafas de soldador

Cuando el domingo le comunicaron que iba a ser puesto en libertad a primeras horas de la tarde, empezaron a inyectarle valium, y unas cinco horas más tarde, con unas gafas de soldador, fue sacado en un vehículo y abandonado en el barrio de Coslada, cerca de la autopista de Barajas. Él calcula que tardó unos 40 minutos en llegar desde su lugar de secuestro hasta el punto de su liberación. La estancia en el pequeño cubículo donde estuvo internado fue descrita por Manuel Prado como "aberrante".

Vía una cama-litera, adosada por una de sus parte a la pared, que podía levantarse y que ocultaba debajo los servicios sanitarios. Permanecía la mayor parte del día y de la noche acostado y el único ejercicio que podía hacer era permanecer de pie, si se levantaba la cama. Se le despojó del reloj, con lo cual perdió pronto la noción del tiempo, y se le entregó primero un pijama y después un chándal.

En todo momento fueron dos personas las que estuvieron con Diego Prado. Mantuvieron la cara cubierta y no llevaban relojes. Uno era alto y el otro de mediana estatura, ambos parecían tener alrededor de unos 30 años y no hablaron en vasco en ningún momento, aunque sí tenían acento vasco en el manejo de su español. Es posible que fuerart universitarios; entre ellos nunca se llamaron por sus nombres. Cuando la policía detuvo el 6 de abril, a raíz de la operación de peinado en el barrio del Pilar, a cuatro presuntos miembros de ETAm, se dieron los nombres de los dos que posiblemente tenían en su poder a Diego Prado, y que fueron identificados como Ignacio Aracama Mendía y José Ángel Urtiaga Martínez.

Los cuatro detenidos fueron Juan Tapia Irujo, que según la policía participó en el secuestro, Pilar Nieva, Yolanda Pequeño y José Antonio Garbi. En la operación se descubrieron también cinco pisos francos de la organización etarra y se escaparon otros (los miembros del grupo, José Luis Urrusolo y Belén González.

La fotografía quepublicó el diario Egin el 30 de abril fue hecha en los primeros días del secuestro, porque en ella aparece con pijama, y a los pocos días el pijama fue sustituido por el chándal, según ha contado Diego a su familia, después de la liberación. La carta que también envió ETAm a Egin ese día, aparecía con unos párrafos censurados, que ahora se sabe que contenían en el original dos datos reveladores de la fecha en que fue escrita: el ganador ese día de la Vuelta Ciclista a España y el resultado del sorteo de los equipos de fútbol de Segunda División.

En esa carta anunciaba que escribiría otra a la familia, que los secuestradores nunca enviaron por razones de seguridad, según le dijeron, y más adelante escribió otra carta-testamento, cuando creyó que lo matarían, carta que tampoco fue remitida por los secuestradores. Estos datos fueron facilitados ayer por Manuel Prado en la conferencia de prensa. El 27 de mayo, unos 12 fólios de "interrogatorio-díálogo" con Diego Prado fueron enviados por ETA a la revista Punto y Hora.

"En ningún momento mi hermano hizo esas declaraciones que se le atribuyen. Durante los días de secuestro, se supone que fueron grabando las conversaciones que mantenían con él, en donde la mayoría de las veces le informaban de temas políticos vascos que mi hermano no sabía. Del resultado de esas horas, prepararon una forma de entrevista con preguntas y respuestas que no tenía otro objetivo que el de la propaganda y la desinformación", dijo Manuel Prado.

Disculpas a la Prensa

El hermano de Diego Prado señaló que si en algún momento pronunció palabras duras o disonantes contra algún medio de comunicación, espera ser disculpado, porque su único próposito era defender la vida del secuestrado. Tras referirse a los continuos desmentidos que debió realizar durante algunas semanas, Manuel Prado reconoció que posteriormente la Prensa prestó uno de los servicios más importantes y fundamentales para lograr la liberación.

"Con su discreción y con un silencio de prudencia y convencimiento de la necesidad de salvar la vida de una persona, facilitaron que pudiéramos llegar al desenlace de ayer", añadió.

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