Tribuna:

Control presupuestario

La Federación Española de Fútbol no puede controlar presupuestariamente a los clubes, pero debería inventarse la fórmula, a través de una reforma de la ley de la Cultura Física y el Deporte, para que así fuera. Si la separación del fútbol profesional del aficionado se produce, cosa deseable, deberá articularse jurídicamente el sistema idóneo para que el caos económico dominante desaparezca. Por un camino o por otro hay que poner coto a los desmanes de vanidosos, inexpertos y tarambanas.Es frecuente que algunas entidades presupuesten pérdidas con la mayor naturalidad. Es habitual que algunos cl...

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La Federación Española de Fútbol no puede controlar presupuestariamente a los clubes, pero debería inventarse la fórmula, a través de una reforma de la ley de la Cultura Física y el Deporte, para que así fuera. Si la separación del fútbol profesional del aficionado se produce, cosa deseable, deberá articularse jurídicamente el sistema idóneo para que el caos económico dominante desaparezca. Por un camino o por otro hay que poner coto a los desmanes de vanidosos, inexpertos y tarambanas.Es frecuente que algunas entidades presupuesten pérdidas con la mayor naturalidad. Es habitual que algunos clubes incluyan en sus partidas de ingresos cifras objetivamente inalcanzables. Los presupuestos futbolísticos no contienen las mínimas garantías que se exigen a cualquier sociedad privada. Los socios acuden a las asambleas sin haber tenido tiempo para leer el orden del día y se encuentran con rosarios de cifras que no entienden y pocos directivos están dispuestos a aclarar.

Un comité especializado debería controlar los presupuestos a fin de que no se produjeran los constantes escándalos que llevan a los impagos y a las muertes de los clubes. En la República Federal de Alemania no se puede ascender a Primera División si no se aportan garantías. En el fútbol hay demasiados cuentos de la lechera y es bien sabido que todo son habas contadas.

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