Los socialdemócratas, a favor de un Gobierno 'a tres' si, junto al CDS, no obtienen la mayoría

En caso de vencer en las elecciones legislativas de mañana, el Partido Socialdemócrata (PSD) tratará de formar una mayoría con el democristiano CDS. Pero si ambos no consiguen reunir la mitad de los 250 escaños del Parlamento, el CDS propondrá a los socialistas una convergencia democrática y un Gobierno a tres.

Proponer, como lo hace el CDS, la reconstitución de Alianza Democrática en el Gobierno o en la oposición significaría, en opinión de los socialdemócratas, abrir, directa o indirectamente, el camino del poder a los comunistas, una operación a la que el PSD no parece dispuesto.Carl...

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En caso de vencer en las elecciones legislativas de mañana, el Partido Socialdemócrata (PSD) tratará de formar una mayoría con el democristiano CDS. Pero si ambos no consiguen reunir la mitad de los 250 escaños del Parlamento, el CDS propondrá a los socialistas una convergencia democrática y un Gobierno a tres.

Proponer, como lo hace el CDS, la reconstitución de Alianza Democrática en el Gobierno o en la oposición significaría, en opinión de los socialdemócratas, abrir, directa o indirectamente, el camino del poder a los comunistas, una operación a la que el PSD no parece dispuesto.Carlos Mota Pinto, el candidato del PSD al cargo de primer ministro, pretende crear la ilusión de que tiene en su mano la clave del futuro político de Portugal. Una ilusión que forma parte de la imagen de firmeza y autoridad que constituye su principal argumento electoral.

Para el líder del PSD, la crisis económica portuguesa es secundaria en comparación con la crisis política, cultural y de identidad nacional heredada del período gonçalvista-socialista de la revolución. La condición previa para resolver los problemas económicos y socia les es "colocar en el poder alguien que sepa poner orden" en todos los dominios de la vida nacional, alguien que no tenga miedo de decir que la democracia crea derechos, pero también, y tal vez sobre todo, deberes, alguien que no tenga miedo de decir que "en cualquier sociedad civilizada debe haber quien manda sin complejos y quien obedece".

Necesidad de disciplina

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Y porque el socialismo es "incapaz de disciplinar al proletariado, la Administración Pública, el sector público", y el CDS renuncia a imponer al capital las reglas de la solidaridad nacional, el PSD es el único que garantiza el justo medio, la armonización de los intereses antagónicos, bajo la autoridad tutelar y patriótica del Estado. Lo que no se ve en la campaña electoral del PSD es la base de tanta seguridad y autoridad, ya que resulta evidente que entre Mota Pinto y el electorado del PSD "la corriente no pasa".

En Coimbra, cuna de su carrera profesional y política y zona de salida implantación socialdemócrata, Mota Pinto no reúne más que unos centenares de personas. Pero lo más grave es la apatía, el aire incrédulo con que la mayor parte de la asistencia acoge los discursos. Aquí, como en todas las ciudades visitadas, un pequeño grupo de jóvenes sin edad para ser electores, con sus gritos y sus movimientos frenéticos de banderas, esconden a los ojos de la tribuna las amplias zonas desiertas del recinto. Hay mucha rabia y un sentimiento de orfandad en la violencia con que se abuchean los líderes del PS o del CDS. Este último, sobre todo, es acusado en Coimbra de ser un hipócrita, un renegado, un Judas.

Pero a Mota Pinto no le preocupan los abusos de lenguaje de la campaña electoral: los gritos de la plebe no perturban las negociaciones poselectorales y no hay peligro de rupturas irremediables. Es demasiado evidente que estos contactos públicos son para él una obligación del oficio, a la que se somete no sin impaciencia. Lo confiesa, incluso, con una cierta ingenuidad: lo suyo es la acción, mandar, decidir.

El encanto ausente

Parece ignorar el líder del partido socialdemócrata que incluso los que aspiran al orden y a la disciplina desean a encontrar en quien manda más encanto natural, más afán de ser amado. No esconde un cierto desprecio por la brillantez de Lucas Pires, por la simpatía de Mario Soares. A ambos les trata de demagogos.

Mota Pinto está convencido de que su partido, debilitado bajo el liderazgo blando de Balsemio -que no cita nunca-, está "encontrando un nuevo aliento". Donde la Prensa ve soledad, abandono por parte de las principales y más populares figuras del PSD, piensa encontrar simplificación purificadora.

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