La sequía ha hecho de Chinchón un pueblo más seco que dulce

En Chinchón, un pueblo de 4.037 habitantes situado a 52 kilómetros de Madrid, las próximas elecciones municipales pasarían inadvertidas si no fuera por la perseverancia de las cuatro candidatura que se presentan: PSOE, Independientes, PCE y Coalición Popular. Los candidatos han cubierto las históricas calles de la villa de propaganda electoral. A los chinchonenses, que en su mayoría viven del cultivo del ajo y no de la producción del anís, como quiere el tópico, lo que realmente les preocupa es la sequía.

Chinchón es un pueblo venido a menos. Hace cien años tenía mayor población que act...

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En Chinchón, un pueblo de 4.037 habitantes situado a 52 kilómetros de Madrid, las próximas elecciones municipales pasarían inadvertidas si no fuera por la perseverancia de las cuatro candidatura que se presentan: PSOE, Independientes, PCE y Coalición Popular. Los candidatos han cubierto las históricas calles de la villa de propaganda electoral. A los chinchonenses, que en su mayoría viven del cultivo del ajo y no de la producción del anís, como quiere el tópico, lo que realmente les preocupa es la sequía.

Chinchón es un pueblo venido a menos. Hace cien años tenía mayor población que actualmente y era uno de los pocos municipios industrializados de la comarca, aunque se tratase de molinos de harina, fábricas de embutidos, hornos de teja y canteras de yeso. Hoy todas esas industrias han desaparecido.En esta pequeña ciudad las rivalidades enraizadas en el pasado aun subsisten. Para muchos vecinos, pese a que se presenten cuatro partidos a las elecciones, sólo existen dos formaciones, la derecha y la izquierda. Las elecciones en ciernes probablemente las gane la derecha, al menos según la impresión casi unánime, pero en esta ocasión el conservadurismo está divido. Los independientes marchan por un lado y Alianza Popular por otro.

El Ayuntamiento, en los últimos cuatro años, ha estado ocupado por nueve concejales independientes y dos comunistas. AP y PSOE no se presentaron a las municipales de 1979, aunque sí lo hicieron en las generales. AP consiguió entonces 1.100 votos y al PSOE lo votaron 800 vecinos.

Miedo a votar la izquierda

"En Chinchón, la gente tiene miedo de votar a la izquierda", dice la candidata del PSOE a la alcaldía, María Encarnación Moya; "en las elecciones pasadas obtuvimos 800 votos, pero el problema es que no conocemos a nuestros votantes. La gente de derechas no se avergüenza de mostrar su ideología política; la de izquierda, en cambio, no se atreve a hablar".Para llegar a Chinchón, un buen tramo de la carretera transcurre por tranquilos caminos comarcales desde los que se contemplan la vega del Tajuña y algunas urbanizaciones donde se han construido de forma ilegal, más de 600 chalés, cuya edificación no se ha interrumpido durante los últimos cuatro años.

Todos los caminos del pueblo conducen a la plaza Mayor, una de las mejor conservadas de España a cuyo alrededor ha ido creciendo la ciudad. La plaza porticada que da enmarcada por casas de tres plantas y sirve como escenario de todo tipo de celebraciones, que van desde autos sacramentales hasta espectáculos taurinos. Todavía persiste en alguna de las viviendas el derecho de paso a los balcones, según el cuál los actuales inquilinos de la vivienda deben ceder su balcón a los antiguos propietarios cuando hay alguna celebración importante en la plaza.

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En el Ayuntamiento, que ha sido reformado en su interior, se conserva en la entrada una placa con fecha del 18 de julio de 1951 dedicada "al invicto Caudillo de España, Francisco Franco". El alcalde, Jesús del Nero, dirige la corporación desde 1976. Primero fue designado, y luego, en 1979, elegido democráticamente.

"En estos años", resume Del Nero, "hemos hecho grandes cosas; no hay más que pasear por el pueblo para darse cuenta. Nuestras obras están ahí. Hemos cambiado todo el sistema de alumbrado sin que al pueblo le cueste un duro de su bolsillo, hemos ajardinado varias plazas y se están restaurando algunos de los monumentos más importantes".

Sin embargo, lo que Chinchón necesita es agua. El pantano de la Tajera, situado en Cifuentes, en la provincia de Guadalajara, y cuyas obras, se encuentran paralizadas en la actualidad, se inició hace 37 años. "Hace más de dos meses", dice el alcalde, "pedí audiencia al ministro de Obras Públicas y Urbanismo, Julian Campo, para explicarle nuestra situación, y aun no he recibido contestación. 1700 hectáreas de la vega del Tajuña están secas; en Chinchón, la construcción del pantano es la única salida para subsistir".

El anís no da trabajo

Más del 50% de la población vive de la agricultura. La mayor producción agrícola de la zona son los ajos, y en menor medida se cultivan trigo, cebada, olivos y vid. Aunque a Chinchón se la conoce por su producción de anís, (siete millones de litros al año) no llega al centenar el número de trabajadores que están empleados en las siete destilerías que existen en el pueblo, cinco de ellas situadas dentro del casco urbano.La producción alcohólica no sólo reporta beneficias. El alcalde todavía recuerda el suceso de hace unos años, cuando unos jóvenes recién llegados al pueblo incendiaron el castillo de los condes de Chinchón, en el que se almacenaban 130.000 litros de alcóhol. Las llamas duraron desde las dos de la madrugada hasta las siete de la tarde.

Aproximadamente unas doscientas personas se encuentran en paro. Desde primeras horas de la mañana, los labradores se reúnen en los bares de la plaza. "A nosotros nos da todo igual", explica uno de ellos con amargura. "Lo único que queremos es que los ajeros (intermediarios a los que se venden los ajos) nos paguen a buen precio la cosecha. Esta vez nos la han pagado a 40 pesetas el kilo, y luego en el mercado cobran eso mismo por una cabeza".

La mayoría de los chinchoneses, desconoce el significado de la autonomía, cuyos órganos de gobierno tienen que votar el próximo día 8 de mayo. Aún no entienden que hace ese señor del bigote -Joaquín Leguina, candidato al parlamento autónomo- en los carteles del PSOE, cuando la que se presenta en el pueblo por ese partido es Nani, nombre por el que todo el pueblo conoce a Encarnación Moya.

Tomás Ávila, candidato del PCE a la alcaldía y portavoz de la reducida oposición en el ayuntamiento, confiesa que en los cuatro, últimos años de gestión han asistido a las sesiones de la corporación como convidados de piedra. Sin embargo, afirma que "hemos luchado con tesón por defender los intereses del pueblo".

Vista desde fuera, la dimensión de los problemas locales puede parecer muy reducida, pero las elecciones sirven para plantear problemas concretos. El PCE, cuya agrupación local cuenta con 40 militantes, incluye en su programa electoral la dotación a los cuatro policías municipales del municipio de un vehículo para que vigilen con mayor eficacia. "A los vecinos", dice Ávila, "les gusta sentirse vigilados; los municipales apenas salen en todo el día del contorno de la plaza, y dedican la mayor parte de la jornada a cobrar 20 pesetas como tasa de aparcamiento a los coches que estacionan en ese recinto".

En materia de sanidad el PSOE propone conseguir una segunda ambulancia para el pueblo, porque ahora sólo hay una y tienen que compartirla con otras tres localidades de la zona. Un pequeño hospital, construido por la corporación saliente, sustituyó a la antigua casa del médico. Dos doctores y un practicante se encargan de la asistencia sanitaria. Los socialistas incluyen en su programa la realización de campañas de salud, y un programa de medicina preventiva.

Todas las candidaturas prometen a la tercera edad la creación de un hogar del pensionista, y todas coinciden en reivindicar la reconstrucción del teatro Lope de Vega, que actualmente se encuentra en ruinas, y que sería utilizado como teatro y cine, porque no hay ninguna sala en el pueblo.

Durante los fines de semana, Chinchón duplica su población con miles de visitantes que se acercan a la villa para ver sus monumentos y saborear su vino tinto, el cordero asado, la morcilla y el chorizo de sus mesones, y adquirir, en cualquiera de los cinco hornos que existen, piezas de pan de formas originales.

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