Reportaje:ELECCIONES DEL 8 DE MAYO / MADRID

La corporación de izquierdas demostró mas voluntad que eficacia en su gestión deportiva

Madrid no es todavía un municipio deportivo. Faltan, como en otros campos, años, dinero, instalaciones y mayor voluntad política. Pero el ciudadano madrileño demanda cada vez mayores servicios en esta área. que, de momento, el Ayuntamiento no puede satisfacer. A pesar de los 10 millones de usuarios contabilizados en 1982, hay barrios totalmente desasistidos, mucha gente se queda con las ganas de hacer deporte y, sin embargo, hay instalaciones semivacías. La actual corporación multiplicó por 10 el presupuesto destinado al deporte, creó el Instituto Municipal de Deportes (IMD), el mayor organism...

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Madrid no es todavía un municipio deportivo. Faltan, como en otros campos, años, dinero, instalaciones y mayor voluntad política. Pero el ciudadano madrileño demanda cada vez mayores servicios en esta área. que, de momento, el Ayuntamiento no puede satisfacer. A pesar de los 10 millones de usuarios contabilizados en 1982, hay barrios totalmente desasistidos, mucha gente se queda con las ganas de hacer deporte y, sin embargo, hay instalaciones semivacías. La actual corporación multiplicó por 10 el presupuesto destinado al deporte, creó el Instituto Municipal de Deportes (IMD), el mayor organismo en su género, y construyó pocos polideportivos. Pero, como en épocas anteriores, todo recorte presupuestario lo sigue pagando dicha actividad.

Después de que la actual corporación no accediera a tener un concejal de Deportes, como en otros muchos municipios europeos y hasta españoles, la responsabilidad sobre este servicio se desvió hacia el Instituto Municipal de Deportes (IMD), creado, tras un largo parto, el 30 de abril de 1981.Con este nuevo organismo se concedía certificado de defunción al Servicio de Instalaciones Deportivas, que gastaba, aparte de una cuantiosa nómina, tan sólo 35.250.000 pesetas en actividades y gastos corrientes. El IMD emplea 388.225.508 pesetas en ese concepto, es decir, 10 veces más. Su nacimiento dio lugar a duras críticas de la oposición, que anunciaba la hecatombe; pero ésta no se ha confirmado. El IMD, sobre todo en el último año, el de una gestión más completa, ha demostrado que es un organismo necesario, fundamentalmente porque trabaja exclusivamente para el deporte.

Los 1.367.191.000 pesetas de su presupuesto para 1983 hablan de su importancia. Antes de llegar la actual corporación, el número de usuarios de instalaciones deportivas en Madrid era de 4.971.544, mientras que en 1982, con el IMD en marcha, esta cifra se dobló (10.146.298 personas). La diferencia es mayor si se tiene en cuenta que la corporación anterior daba la categoría de usuario al simple espectador, dato que ahora no se contabiliza.

El número de instalaciones, globalmente, ha pasado de 181 a 313, contando las que actualmente están en construcción. Con el IMD han surgido las escuelas deportivas municipales, que ofrecen enseñanza de multitud de especialidades y los Juegos Deportivos Municipales, que intentarán en 1983 hacer competir a 200.000 madrileños. Fútbol sala, fútbol, atletismo, cross, natación y baloncesto, por este orden, son los deportes más practicados. Todo ello refleja una incuestionable mayor voluntad y mayor dedicación a la salud deportiva de los madrileños.

El IMD, según el folleto oficial Deporte Municipal, presta todos los servicios imaginables, desde la promoción y la enseñanza hasta el mejoramiento de la salud física y la recuperación de deportes populares ya casi olvidados. Todo ello es sólo parcialmente cierto, porque la descoordinación entre los diversos servicios es todavía tan notoria que, por ejemplo, es factible que un niño aprenda a nadar en una piscina municipal, pero muy difícil que el mismo niño, una vez pasada esta fase, pueda simplemente practicar la natación.

Si antes la actividad deportiva municipal se limitaba a abrir piscinas para que los ciudadanos se refrescaran en verano, la práctica actual parece definirse como una alocada carrera por intentar que se llenen las instalaciones ya existentes, pero no se ha evitado del todo que el lucro personal de algunos profesores deportivos desaparezca. Todo ello da a entender que la actual corporación se ha limitado a desarrollar mayor voluntad de servicio, sin conseguir mejor calidad, hecho éste que debiera ser exigencia para los próximos años.

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En cualquier dato que afecte al IMD resalta a primera vista el enorme porcentaje que el capítulo de personal representa sobre el presupuesto total. Exactamente, 979 millones de un total de 1.367, es decir, un 71,6%, se va en gastos de personal. La plantilla aprobada para 1982 se cifra en 679 empleados fijos y otros 716 eventuales.

Mastodonte burocrático

Fernando Amiano, director gerente del IMD, subraya las dificultades que tuvo desde un principio para llevar a cabo una política de personal idónea para este tipo de institución. El IMD contaba, según sus palabras, con un plantel administrativo excesivo y un apoyo técnico inexistente. Se vio obligado a contratar más de 200 técnicos deportivos para dar los servicios más esencialés. Amiano dice haberse encontrado con una plantilla heredada, que no sabía exactamente qué servicio prestaba a la colectividad, unos responsables de instalaciones que no cumplían con sus obligaciones y unas instalaciones que obligaban a contratar de masiado personal para su más elemental mantenimiento. "Se construyeron con anterioridad instala ciones deportivas que permitian todo tipo de despilfarros. Había algunas con distintos vestuarios en zonas diferentes, lo que obligaba a multiplicar el número de operarios para cada vestuario, con varias taquillas para otros tantos taquilleros, y así un largo etcétera. Estamos intentando que en cada nueva instalación el personal de mantenimiento sea el necesario, pero sin despilfarros".

Sin embargo, las principales críticas se centran precisamente sobre el grado de eficacia resultante de la nueva política de personal. A pesar, de una inicial buena intención sobre las contrataciones puestas en marcha, el IMD ha nacido siendo una institución altamente burocratizada, poco dinámica.

El personal de a pie, los llamados operarios, no olvidan, por ejemplo, que una persona que ocupó el número 11 entre un total de 13 aspirantes al cargo de subencargado fue elevada a la categoría de coordinador de encargados. El sueldo más bajo del IMD es de 792.624 pesetas anuales, y de 2.918.426 el más alto, el del propio Amiano.

Batalla política en ciernes

Con todo, Madrid cuenta con un instrumento que, eficazmente gestionado y potenciado por el ente autonómico, puede llegar a plantear una singular batalla por la clarificación de quién es el responsable de que los ciudadanos de una localidad practiquen deporte. Eso significaría que el deporte deja de ser patrimonio de un ente central, como el Consejo Superior de Deportes (CSD), o de organizaciones privadas, como son las federaciones deportivas.

Las escuelas o institutos de enseñanza, en especial los privados, lucharán por volver a recuperar unos Juegos Escolares que sirvieron para que quienes estuvieran en los mejores colegios tuvieran las mejores oportunidades de hacer deporte. El ayuntamiento pretenderá que los niños compitan con sus colegios, pero en igualdad de condiciones. Es una batalla sorda que parece ir ganando el municipio, que cuenta ya con 200.000 ciudadanos integrados en los Juegos Municipales.

La política deportiva es, todavía, una actividad incipiente en España, y también en Madrid. Con UCD no había coordinación posible porque todo se reducía a inaugurar sin venir a cuento, construir una piscina en el pueblo que vio nacer al político de turno o potenciar al equipo local de fútbol. En el PSOE existe una cierta conciencia de que se debe obrar de otra manera. Pese a un tímido intento para crear una Federación de Patronatos Deportivos Municipales, o a la concurrencia a los congresos sobre Municipio y Deporte, cada concejal acostumbra a ir por libre. En Madrid hay un germen de estructura, como en otros municipios, pero falta mayor apoyo político y más intensa labor de coordinación.

Promesa de instalaciones

Para los comunistas, el deporte forma parte de su política de zonas verdes. Los liberales creen que el Ayuntamiento está para acercarse al podio y conceder premios y trofeos. El CDS hace un esfuerzo y llega a entender que "el deporte es un bien cultural".Alianza Popular amenaza con otro Palacio de los Deportes y dos pistas de hielo. El PSOE, finalmente, promete polideportivos, piscinas e instalaciones básicas en un número discreto y después de cuatro años en el ayuntamiento, se plantea hace un censo. Apenas un solo dato en común en los programas electorales sobre lo que debe ser el servicio municipal en éste área.

Aliancistas y socialistas concretan, al menos, sus promesas sobre instalaciones. Concretamente, AP cita un Palacio de Deportes (todavía no se ha rentabilizado el ya existente), dos pistas de hielo, pistas de squash, piscinas de olas, una residencia para deportistas y mucha racionalización. Los socialistas detallan 12 polideportivos en otros tantos distritos, 4 piscinas, 80 escuelas deportivas, 15 pistas polideportivas y un par de planes.

Ap defiende, además, la introducción de "locales comerciales en las zonas de cerramiento de las instalaciones deportivas" algo hasta ahora ilegal. Los socialistas también construyen y promueven, pero sin definir en qué consiste el servicio público que piensan ofrecer.

El PCE relega el deporte a su política de zonas verdes, estrategia en el que sirve como medio para recuperar clubes deportivos privados, fundamentalmente el Club de Campo. En el capítulo 4.13, relativo a Cultura y Deportes, olvidan toda referencia al deporte. El PSOE, todo un síntoma, no cita al Club de Campo entre las instalaciones a rescatar por el Ayuntamiento (Vallehermoso, Cuartel de la Montaña, Moscardó y Palacio de Deportes).

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