Cartas al director

Alucinación en la notaría

Voy a un notario, "de cuyo nombre no quiero acordarme", a legalizar 18 fotocopias que necesito para solicitar una beca. Entro, y un empleado me pone un tampón y dos sellos en cada fotocopia y me dice que se lo pase a firmar al notario. Después de esperar un rato, el anciano señor notario empieza a firmarme los papeles. Hago intención de sacar los originales, pero no me presta la menor atención; termina de firmar y me pregunta:"¿Cuántos he firmado?" "Dieciocho", le contesto. "Entonces son 18.000 reales, o sea, 4.500 pesetas". Me quedo de piedra e, incapaz de reaccionar, dejo el dinero en la mes...

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Voy a un notario, "de cuyo nombre no quiero acordarme", a legalizar 18 fotocopias que necesito para solicitar una beca. Entro, y un empleado me pone un tampón y dos sellos en cada fotocopia y me dice que se lo pase a firmar al notario. Después de esperar un rato, el anciano señor notario empieza a firmarme los papeles. Hago intención de sacar los originales, pero no me presta la menor atención; termina de firmar y me pregunta:"¿Cuántos he firmado?" "Dieciocho", le contesto. "Entonces son 18.000 reales, o sea, 4.500 pesetas". Me quedo de piedra e, incapaz de reaccionar, dejo el dinero en la mesa y me alejo murmurando: "Alucinante. Y ni siquiera me las ha comprobado".

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Y yo me pregunto: ¿es justo que le exijan a uno legalizar tantas fotocopias y que ello sea sólo un formulismo que hace ganar dinero a un señor que hace 40 años sacó una oposición? /

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