2.000 nazarenos, en la procesión del Silencio

El Viernes Santo, a las once de la noche salió la procesión del Silencio de la Puerta del Sol, atravesó la calle de Preciados, siguió por la Gran Vía y se recogió en la iglesia de San José. Organizada por la Hermandad de Cruzados de la Fe, la procesión del Silencio es una de las de mayor tradición de las que se celebran en Madrid a lo largo de la Semana Santa y la que cuenta con mayor número de penitentes uniformados.

Dos mil nazarenos, en su mayoría hombres, tres bandas de música del Ejército, miembros del clero, y algunas mujeres con mantilla, guantes negros, el misal y un rosario ent...

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El Viernes Santo, a las once de la noche salió la procesión del Silencio de la Puerta del Sol, atravesó la calle de Preciados, siguió por la Gran Vía y se recogió en la iglesia de San José. Organizada por la Hermandad de Cruzados de la Fe, la procesión del Silencio es una de las de mayor tradición de las que se celebran en Madrid a lo largo de la Semana Santa y la que cuenta con mayor número de penitentes uniformados.

Dos mil nazarenos, en su mayoría hombres, tres bandas de música del Ejército, miembros del clero, y algunas mujeres con mantilla, guantes negros, el misal y un rosario entre las manos, acompañaron a los seis pasos: El Divino Cautivo, La Oración en el Huerto, Jesús Nazareno, la Virgen y San José, El Santísimo Cristo de la Fe y la Flagelación.Los participantes en el concurso de saetas, organizado por el Patronato Municipal de Turismo, esperaban situados en los balcones de algunos hoteles el paso de la procesión para interpretar sus cantos. La procesión se detenía, los costaleros mecían la imagen y, en medio de un silencio total, se escuchaban las saetas. Al final el público aplaudía y continuaba avanzando la procesión. De entre el público salieron algunos espontáneos que también acompañaron los pasos con saetas.

Nicolás Carmona, uno de los participantes en el concurso, esperaba nervioso el paso de la procesión. Es un jubilado de 72 años que se dedica a todo los que es arte y cante puro. Y al que no le vendrían nada mal las 60.000 pesetas del primer premio. Tampoco le importaría ganar el segundo puesto, premiado con 30.000 pesetas, o alguno de los accésit de 15.000, porque "tengo una pensión muy pequeña que no da para nada".

Otro de los concursantes, Manolo Mairena, es un profesional del cante flamenco que canta saetas en las procesiones de Madrid porque no puede estar en Sevilla, puesto que reside aquí por motivos de trabajo. Mientras se bebe un whisky muy tranquilo esperando el paso de la procesión, dice: "Yo cuando salga al balcón y vea la imagen pensaré lo que voy a cantar. Hasta entonces no lo sé".

Varios miles de personas observaron el paso de la procesión con al menos tanto frío como fervor. Entre la gente se encontraban familias enteras, numerosos fieles, el publico habitual de la Gran Vía, transeuntes despistados que se paran un momento para ver que pasa, y algún que otro punky muy divertido ante lo que estaba viendo. A las 1 la procesión había acabado y la Gran Vía recuperaba su vida normal.

Los pasos, las carrozas, los hábitos, las farolas, los estandartes y los capirotes se guardarán hasta el próximo año. Para la Cofradía de los Hermanos de la Fe empiezan ahora los preparativos de la procesión del año que viene. "364 días de trabajo para un solo día", según Fernando Rodríguez Rivera, presidente de la cofradía. "Nos las vemos y nos las deseamos todos los años para cubrir gastos". Contratar a los costaleros -ya no son voluntarios- cuesta 500.000 pesetas, 150.000 pesetas para las bandas del Ejército, 200.000 pesetas en flores, y 100.000 pesetas el alumbrado.

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