Cartas al director

No viajes en tren, papá

El día 21 de marzo, necesitando realizar un viaje, decidí utilizar los servicios de Renfe, haciendo caso a la reiterada publicidad de viajar en tren. Llegué a la estación de Chamartín a las siete de la tarde, habiendo comprobado previamente que la ventanilla de billetes estaba abierta hasta las nueve de la noche. Después de una larga y paciente espera que hacía penosa mi estancia allí y, con gran sorpresa de todos los presentes, la ventanilla número 18 fue cerrada como si de. un mecanismo automático se tratara a las ocho de la tarde, apareciendo a continuación un funcionario indicándonos que d...

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El día 21 de marzo, necesitando realizar un viaje, decidí utilizar los servicios de Renfe, haciendo caso a la reiterada publicidad de viajar en tren. Llegué a la estación de Chamartín a las siete de la tarde, habiendo comprobado previamente que la ventanilla de billetes estaba abierta hasta las nueve de la noche. Después de una larga y paciente espera que hacía penosa mi estancia allí y, con gran sorpresa de todos los presentes, la ventanilla número 18 fue cerrada como si de. un mecanismo automático se tratara a las ocho de la tarde, apareciendo a continuación un funcionario indicándonos que debíamos trasladarnos a otra ventanilla, cuya cola llegaba hasta las puertas de la estación, si queríamos adquirir o cambiar nuestro billete, con lo cual a las nueve de la noche no habríamos llegado al despacho de billetes. Ante la insólita sugerencia, solicitamos hablar con el jefe de taquillas, el cual nos indicó de una forma triste y apática que no podía solucionar nuestra petición por "problemas personales". Hicimos la correspondiente reclamación, que quedó recogida en el folio número siete, hoja cuatro, firmada además de por la que suscribe por Angel Moreno González y Francisco Megía Merlo, clientes estos que se quedaron uno sin poder cambiar su billete, perdiendo el correspondiente importe, y otro sin poder volver a su ciudad, teniendo que buscar alojamiento para esa noche en, Madrid.Si Renfe gasta al año cientos de millones en publicidad pagada y sufrida por todos los españoles, es lamentable que, en contrapartida, desprecie de este modo al cliente. Un buen servicio es siempre una buena publicidad gratuita. /

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