La segunda vuelta de las elecciones municipales francesas, mañana, domingo, adquiere tintes de 'guerra fría civil'

El insulto, la difamación, la denuncia, el delirio demagógico de la izquierda gobernante, como de la derecha, durante los tres últimos días convirtieron en guerra fría civil, según el ministro de Economía, la campaña municipal, concluida ayer.

La segunda ronda de estos comicios se celebra mañana, domingo, y todas las estimaciones concuerdan al calcular que la mayoría nacional (socialistas y comunistas), añadirá a las dieciséis grandes alcaldías que perdió en la primera vuelta otras veinticinco al menos.Marsella, con su alcalde saliente, Gaston Defferre, y su contrincante giscardiano, Je...

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El insulto, la difamación, la denuncia, el delirio demagógico de la izquierda gobernante, como de la derecha, durante los tres últimos días convirtieron en guerra fría civil, según el ministro de Economía, la campaña municipal, concluida ayer.

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La segunda ronda de estos comicios se celebra mañana, domingo, y todas las estimaciones concuerdan al calcular que la mayoría nacional (socialistas y comunistas), añadirá a las dieciséis grandes alcaldías que perdió en la primera vuelta otras veinticinco al menos.Marsella, con su alcalde saliente, Gaston Defferre, y su contrincante giscardiano, Jean Claude Gaudin, que ha puesto en peligro treinta años de defferrismo centra la expectación de todo el país.

Hace unos días, Defferre, a lo largo de su recorrido electoral por un barrio marsellés, saludaba, besaba, repartía palabras simpáticas en la calle, en las tiendas, como en los cafés. En un momento, el alcalde socialista atisbó a un grupo de norteafricanos y, con disimulo, cambió de dirección para no verse obligado a estrecharles la mano y, con ello, ofrecerle a un fotógrafo la oportunidad de inmortalizar una estampa que hoy, electoralmente, no se cotiza en Marsella.

El candidato de la derecha, Gaudin, a la mañana siguiente, callejeaba también la ciudad y repitió exactamente la misma operación, no con un grupo de inmigrados magrebíes, sino con los propietarios, de la misma raza, de una tiendecita de ultramarinos.

Seguridad e inmigración

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Estas dos instantáneas resumen lo que ha sido la campaña de la segunda ronda de las municipales en Francia.La seguridad y la inmigración, temas explotados ampliamente por la derecha en la campaña que precedió al voto de la primera vuelta, se los ha apropiado la izquierda.

La competencia entre ambas ha suprimido prácticamente el debate local, específico de estos comicios, para dar rienda suelta a un enfrentamiento puramente político, de carácter nacional, que ha dado luz, "por un lado, a imágenes de guillotina y, por el otro, a sombras de pelotón de ejecución", como anotaba el editorial de ayer del diario favorable al socialismo, Le Matin.

En Marsella, Defferre ha despachado camionetas electorales por toda la ciudad con carteles que decían: "La derecha es igual a veinte años de inmigración salvaje. La izquierda es igual a la inmigración controlada".

El electoralismo sin fronteras de Defferre, como el de Gaudin se vio anteayer envuelto en un intento de atentado que causó la muerte de los dos individuos que, parece ser, pretendían colocar su mortífero artefacto en una sinagoga.

Inmediatamente, el prefecto de Policía y Defferre afirmaron, sin Mostrar las pruebas, que el hecho terrorista tiene que ver con "medios políticos de la derecha". Más concretamente citaron al movimiento fascista, disuelto ya, Servicio de Acción Cívica (SAC), que estuvo ligado al gaullismo.

Francia como Marsella

En el plano nacional, la escena electoral es semejante a la marsellesa, pero diluida por toda la geografia del país. El presidente de la Asamblea Nacional, Louis Mermaz, del que se ha dicho que puede ser primer ministro, calificó defaccioso al alcalde de París, Jacques Chirac.El ministro de Industria, Jean Pierre Chevenement, que también peligra en su alcaldía de Belfort, evocó el "aliento fétido de Chirac. Los líderes de la derecha, y mucho más la Prensa que les es favorable, firman sentencias del mismo género:, "Jospin, ese sepulcro de cólera fría", "una agonía demasiado cruel de la izquierda", o como exclamaba anteayer el presidente del giscardismo, Jean Lecanuet: "El socialismo no esquill la lana, sino que arranca la piel. Consecuencia: ya no hay cordero".

Además del mencionado diario, Le Matin, los otros dos parisienses simpatizantes. del socialismo a la francesa, Le Monde y Liberation, se escandalizan de una izquierda que, según ellos, ni ha sabido perder en la primera vuelta ni ha sabido dirigir su campaña. En un artículo fulminante, el director de Liberation, Serge July, arremete contra el que ha sido el principal portavoz de la mayoría gobernante, el presidente de la Asamblea, Mermaz: "Este hombre es peligroso. Es muy dificil calcular el efecto electoral de sus intervenciones desde hace 72 horas. En mi opinión, le ha hecho perder a la izquierda una ciudad de más de 30.000 habitantes por minuto".

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