Visita de Juan Pablo II a España

El Rey pide solidaridad entre las naciones para acabar con el terrorismo

El Rey don Juan Carlos, premio Carlomagno 1982, pronunció ayer un breve discurso durante el acto europeista celebrado en la Catedral de Santiago. Tras afirmar que "formamos parte de una Europa que en ciertos aspectos progresa y se enriquece cultural y económicamente, nos sentimos depositarios de una formidable herencia de la que, no podemos ocultarlo, hemos dilapidado buena parte", el Rey dijo, entre otras cosas: "en muchos ambientes ha arraigado la incertidumbre moral, que se agrava desgraciadamente por el culto al obsesivo bienestar material. Otros hechos se suman a las dificultades por las ...

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El Rey don Juan Carlos, premio Carlomagno 1982, pronunció ayer un breve discurso durante el acto europeista celebrado en la Catedral de Santiago. Tras afirmar que "formamos parte de una Europa que en ciertos aspectos progresa y se enriquece cultural y económicamente, nos sentimos depositarios de una formidable herencia de la que, no podemos ocultarlo, hemos dilapidado buena parte", el Rey dijo, entre otras cosas: "en muchos ambientes ha arraigado la incertidumbre moral, que se agrava desgraciadamente por el culto al obsesivo bienestar material. Otros hechos se suman a las dificultades por las que atraviesa la familia; la negación, en ocasiones, del derecho a la vida, las divisiones de una Europa que en un tiempo estuvo unida por las mismas raices culturales y religiosas, las desigualdades económicas que constituyen una amenaza permanente, la dificultad por encontrar una ocupación que se presenta, incluso, desde el momento de la inicial búsqueda del empleo y, sobre todo, esa plaga del terrorismo, siempre inhumano, inutil e intolerable, del que por desgracia tenemos en España tan recientes y dolorosas manifestaciones, contra el que es preciso luchar unidas las naciones:"No nos es posible, dijo también el Rey, olvidar un dato histórico: las cotas mas altas de la cultura europea han coincidido con el florecimiento de los valores espirituales y, en lo negativo, es también una constante de la historia que la decadencia de una sociedad está precedida por la disolución de la confianza en el destino trascendente del hombre".

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