Cartas al director

Senillosa y David Bowie

Al tropezar en las páginas de espectáculos de EL PAIS del 15 de septiembre de 1982 con el comentario de Antonio de Senillosa titulado David Bowie en el tiempo que vivimos, pensé por un momento que la noticia de la muerte de la princesa Grace se refería, en realidad, al célebre músico. Aunque sólo fuera para evitar a un fiel lector de su periódico una momentánea confusión sobre su credibilidad, valdría la pena evitar la publicación en sus páginas de extraños artículos prepóstumos como el que firma Senillosa. Si bien, por otro lado, siempre anima ver cómo un líder de derechas guarda sufic...

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Al tropezar en las páginas de espectáculos de EL PAIS del 15 de septiembre de 1982 con el comentario de Antonio de Senillosa titulado David Bowie en el tiempo que vivimos, pensé por un momento que la noticia de la muerte de la princesa Grace se refería, en realidad, al célebre músico. Aunque sólo fuera para evitar a un fiel lector de su periódico una momentánea confusión sobre su credibilidad, valdría la pena evitar la publicación en sus páginas de extraños artículos prepóstumos como el que firma Senillosa. Si bien, por otro lado, siempre anima ver cómo un líder de derechas guarda suficientes reservas de candor para descubrir en 1982 a David Bowie, para derrochar imaginación en fugaces visiones de sedas, cabellos a la garçon y vigores refinados y ondulantes, y, sobre todo, para asumir sus "contradicciones" y sus "ambigüedades" (¿las de Bowie?, ¿las suyas?, ¿las de los votantes de CD?).Bastante irritantes son ya los comentarios de J. M. Costa, que anuncia en la misma página el "nacimiento de algo" en el pop español, como para seguir destrozando los nervios de los lectores con artículos como el ya citado. Si Senillosa necesita de radicalidades, no tiene más que amarrarse a los dispositivos de vertido de cualquier barco contaminante. /

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