El Papa debe venir

En un Estado no confesional hay que mantener el respeto más estricto por aquello que afecte a las creencias de los ciudadanos. La confusión de esferas distintas, de diferentes planos, como son la fe religiosa y la lucha por el poder político, son todavía más peligrosas en un Estado laico que en un Estado confesional.Lamentablemente, la visita a España, por primera vez en su hístoria, del Primado de la Iglesia católica, ha comenzado a tergiversarse tan pronto ha sonado el disparo de salida de la carrera electoral.

El viceseicretario general de un partido que aspira a gobernar ha producid...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

En un Estado no confesional hay que mantener el respeto más estricto por aquello que afecte a las creencias de los ciudadanos. La confusión de esferas distintas, de diferentes planos, como son la fe religiosa y la lucha por el poder político, son todavía más peligrosas en un Estado laico que en un Estado confesional.Lamentablemente, la visita a España, por primera vez en su hístoria, del Primado de la Iglesia católica, ha comenzado a tergiversarse tan pronto ha sonado el disparo de salida de la carrera electoral.

El viceseicretario general de un partido que aspira a gobernar ha producido el primer desliz de bulto: "El Gobierno pretende involucrar al Pontífice en la campaña electoral". Ejemplo, en verdad deplorable, de cómo la pequeña política, en su versión más mezquina, puede invadir o salpicar uno de los reductosmás nobles, más estrictamente privados, del ciudadano: el de sus creencias. ( ... )

El Papa debe venir. El secretariado pontificio no debe modificar sus proyectos porque eso sería tanto como reconocer la posibilidad de interferencia y descender a un terreno trivial, ajeno a su propia razón de ser.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La presencia de Juan Pablo II desencadenará un fenómeno de meditación, quizá de galvanización, en muchas capas de la sociedad española: una sociedad que, con toda probabilidad, necesita esta sacudida. La arrolladora presencia del Papa polaco servirá de contrapunto a la mediocridad del panorama interior. Aunque sólo fuera por este motivo, tan alejado de la fe religiosa, sería bueno que el Papa viniera. Por eso quizá algunos políticos profesionales teman, en su pequeño mundo partidario, el desbordamiento imprevisible, el contraste que, frente a la mediocridad paralizante, produzca la presencia del hombre de blanco.

, 29 de agosto

Archivado En