Cartas al director

Las carreteras y las multas

Nuestra red de carreteras deja mucho que desear. Nunca hicieron tanta falta las autopistas, incluso las de peaje. El tráfico es lento, los camiones imponen mastodónticamente su ritmo y su presencia, el conductor español no corre, o no quiere hacerlo, impulsado por esa caravanitis innata que le caracteriza.Recorro el país a menudo por motivos de trabajo. Casi siempre en coche. A estos endémicos males (sin olvidar una fastuosa señalización y un estado de conservación que es una broma) se ha unido ahora el invento de los radares de la Guardia Civil y de la policía. Ya de por sí la velocidad media...

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Nuestra red de carreteras deja mucho que desear. Nunca hicieron tanta falta las autopistas, incluso las de peaje. El tráfico es lento, los camiones imponen mastodónticamente su ritmo y su presencia, el conductor español no corre, o no quiere hacerlo, impulsado por esa caravanitis innata que le caracteriza.Recorro el país a menudo por motivos de trabajo. Casi siempre en coche. A estos endémicos males (sin olvidar una fastuosa señalización y un estado de conservación que es una broma) se ha unido ahora el invento de los radares de la Guardia Civil y de la policía. Ya de por sí la velocidad media en las nacionales es baja. Ya de por sí resulta duro hacer un largo viaje por carretera sin acabar echando pestes por algo. Los radares suelen estar colocados en zonas de velocidad muy limitada (de 80 a 40 en muy pocos metros), bien escondidos y en lugares donde su eficacia antiaccidentes o pro seguridad vial es nula. Pero deben ser muy útiles para recaudar dinero, porque las multas pueden llegar a ser deslomantes.

Trampas ya hay bastantes en la carretera para poner otra más. El mismo concepto de límite de velocidad es más que discutido. En conductores rápidos y seguros tiende a menoscabar su rendimiento al volante. A los lentos les da igual, porque les es totalmente redundante. Pero creo que mayor peligro que la velocidad son los automóviles viejos no revisados que salen a la carretera o los conductores que no deberían serlo porque son inseguros y peligrosos a cualquier velocidad. España tenía las cifras más altas de muertes en carretera antes de la introducción del límite. Seguimos teniéndolas ahora. Creo que en Europa sólo nos sobrepasan los turcos. Como muy bien dijeron ustedes en su hora, una red de autopistas sería más eficaz que un rosario de buenos propósitos de concordia autonómica. Nos acercaría más entre nosotros y mejoraría algo más el penoso quehacer carreterístico y de tráfico de este país. /

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