Tribuna:

Tres mil millones para frenar a los socialistas

Alianza Popular prepara su 'coalición moderada' y una formidable maquinaria electoral.Objetivo: conseguir en los próximos comicios 160 escaños

Una veintena de personas trabaja ya en los preparativos electorales en la sede de AP, en la madrileña calle Silva. Pero, -ras los resultados de las elecciones andaluzas, se consideró que este: local, en pleno centro del Madrid viejo, se ha quedado pequeño, y ya se piensa en el traslado a un edificio de seis plantas y cuatro mil metros cuadrados, en una zona más moderna. Será el nuevo cuartel general de la coalición que nacerá dentro de pocas semanas.En su -todavía- pequeño despacho de Silva, Manuel Fraga, el presidente de AP y "hombre fuerte" de la futura coalición, firma fotografías a ...

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Una veintena de personas trabaja ya en los preparativos electorales en la sede de AP, en la madrileña calle Silva. Pero, -ras los resultados de las elecciones andaluzas, se consideró que este: local, en pleno centro del Madrid viejo, se ha quedado pequeño, y ya se piensa en el traslado a un edificio de seis plantas y cuatro mil metros cuadrados, en una zona más moderna. Será el nuevo cuartel general de la coalición que nacerá dentro de pocas semanas.En su -todavía- pequeño despacho de Silva, Manuel Fraga, el presidente de AP y "hombre fuerte" de la futura coalición, firma fotografías a sus admiradores. "Nosotros no vamos a repetir la experiencia de UCED, forzando una coalición no bien equilibrada. Pero no negamos que, para hacer frente a una izquierda unida en torno al PSOE, tenemos que hacer algo más que concurrir nosotros en solitario. No haré más comentarios sobre el tema, porque las conversaciones no han terminado. Pero nadie va a discutir a AP su carácter mayoritario y federador". Entretanto, Fraga asiste a almuerzos, cenas, está en todas partes, firma fotografías a sus fans y trata de corregir su fama de hombre iracundo; tanto él como sus hombres saben que la imagen de Manuel Fraga será el "plato fuerte" en las próximas elecciones. Una imagen que hay que cuidar, y que está presente en las paredes de todos los despachos de la sede de la calle Silva. Es la gran ventaja y el gran inconveniente de la que quiere ser gran opción conservadora: existe un rostro para colocar en los carteles, pero aún falta un equipo que lo respalde.

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El aglutinamiento de una coalición en la que se integran grupos heterogéneos, pese a que parece estar ya definitivamente decidido, no ha dejado de suscitar controversias en el seno de Alianza Popular. El propio "número dos" del partido, Fernando Suárez, reconoce que "se corre el riesgo de hacer combinaciones personalistas, en lugar de aglutinar grandes corrientes de opinión".

Problemas para una coalición

"No sabemos cuantos votos liberales, democristianos o populistas hay en España" añade Suárez, que advierte que "el error de hacer una UCD con materiales heterogéneos no se debe repetir". Para Fernando Suárez, "todo puede funcionar si se acierta a integrar los grupos con generosidad y grandeza. Si no, podríamos ir hacia otra UCD". Manuel Fraga cree que, en todo caso, "hacer un solo partido sería el ideal. Creo que se llegará a ello". Pero, entretanto, la de una coalición, aún no forjada, se estima la fórmula más conveniente para lograr el gran objetivo: batir al PSOE.

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Jorge Verstrynge, el joven secretario general de AP, se muestra a favor de la coalición, y no cree que presente problemas: "El peso de AP no es equiparable al peso de los restantes partidos que la integrarían. El peso de AP es mayor, y hay un líder natural, que es Fraga. Los socios en UCD eran paritarios; aquí también lo serán, pero todos bajo el peso tremendo de Fraga".

¿Quiénes entrarán en esa coalición? El abanico de posibilidades no está cerrado. Todos dan por prácticamente seguro en la calle Silva que el aún asesor de Calvo Sotelo, el democristiano Oscar Alzaga, al frente de un grupo de unos treinta parlamentarios centristas, abandonará UCD en breve para entrar en la coalición que actualmente forman AP y el todavía no formalizado Partido Conservador de Miguel Herrero de Miñón. Este último partido será, dicen los aliancistas, un buen paso intermedio para que se integren quienes no desean afiliarse directamente al partido de Fraga.

Improbable presencia de liberales

Mucho menos probable parece, a estas alturas, la adhesión de los liberales de Antonio Garrigues Walker, que ha decidido convertir su federación de clubes en partido, para lo que celebrará en breve un congreso constituyente. Pero Fraga reconoce que las conversaciones con Garrigues ni siquiera han comenzado: "Usted sabe que está habiendo presiones para impedir esas conversaciones y, además, dentro del sector liberal, no solo

hay que hablar con Antonio Garrigues". Tampoco se ha pensado aún en el nombre que tendría esa futura coalición, "aunque eso es lo más fácil".

Las perspectivas de ese aún no nacido conglomerado son buenas, al menos desde el punto de vista cuantitativo, dicen sus mentores -otra cosa serán los problemas internos que luego puedan producirse-. De acuerdo con las cifras facilitadas por Alianza Popular, el ritmo de nuevas afiliaciones crece vertiginosamente: sólo en los quince primeros días de junio, se produjeron, según estas fuentes, 2.905 altas, destacando las 467 de La Coruña, 219 en Barcelona y 201 en Murcia. En total, dicen en AP hay algo más de 60.000 militantes en el partido, "militantes entusiastas y, en su mayoría, cotizantes".

Ni vetos, ni pesimismo

Sobre la procedencia ideológica de esas incorporaciones recientes, casi nadie quiere hablar en la madrileña calle Silva: "Nosotros no vamos a excluir a nadie. No conozco ninguna ley en la Constitución que distinga entre franquistas y no franquistas. Y, en esta España, cuando han pasado cuarenta años de historia, decir 'de esos, ninguno', es de risa. En este partido no habrá vetos", señala Manuel Fraga.

El alza de afiliaciones en Barcelona, tras un reciente viaje del líder aliancista a la Ciudad Condal, hace que los dirigentes del partido esperen que, con el tiempo, pueda superarse el bache existente actualmente en Cataluña. Menos confianza existe en poder lograr buenos resultados en el País Vasco. Soria, Avila o Segovia, junto con algunas otras provincias de fuerte componente ucedista, tampoco han otorgado hasta ahora sus favores a AP, ni existe en ellas una buena implantación, por más que en la última de ellas quepa concebir esperanzas tras el abandono de UCD, -por discrepancias con el partido en cuanto a la integración de segovia en Castilla y León- de los diputados Modesto Fraile y Carlos Gila, que pretenden incorporarse al futuro partido de Alzaga.

En todo caso, se intensificarán las acciones en las provincias más deficitarias, dicen los responsables de la campaña electoral, que piensan que, tras cada viaje de Fraga, se producen nuevas incorporaciones masivas en los lugares visitados. La experiencia andaluza habría resultado definitiva para insuflar optimismo a estos responsables: donde antes apenas existían juntas provinciales, ni afiliados, ni, mucho menos, votantes, existe ahora una de las más florecientes organizaciones aliancistas, casi tanto como en Galicia, recalcan en la calle Silva.

La lógica euforia aportada por el resultado de las elecciones andaluzas hace concebir todo tipo de esperanzas. "Será difícil, pero no irracional, que la coalición pueda alcanzar una mayoría simple", afirma el secretario del comité electoral, Javier Carabias. Sumando las aportaciones de los votos dirigidos a los hombres de Herrero de Miñón y Alzaga, más la derivación del voto útil, los hombres de Fraga aspiran a obtener hasta un 36 por ciento de los votos emitidos, o un total de 160 escaños. ¿Una perspectiva demasiado optimista? "Sólo hace falta tiempo y dinero", dice Carabias. El tiempo de que se dispondrá hasta las elecciones resulta imprevisible. En cuanto al dinero, existe "absoluta garantía" de que habrá el necesario, tal vez esos tres mil millones de pesetas que podría costar la campaña electoral ideal que ya ha comenzado a diseñarse.

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