Una huelga de metro dificulta la asistencia a Wimbledon

El desconcierto reina entre los organizadores del torneo de Wimbledon, que no aciertan a comprender el cúmulo de obstáculos que se oponen a la buena marcha del torneo. A los ya reseñados de las ausencias y el campeonato del mundo, se le unió, de forma imprevista, la lluvia, que volvió a hacer acto de presencia en la tercera jornada. Pero ayer, una huelga de los empleados del metro londinense redujo considerablemente la ya de por si retraída presencia de aficionados. Para mayor desesperanza, hasta McEnroe parece haber moderado sus modales y vocabulario y, a un juego muy discreto, ha unido un co...

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El desconcierto reina entre los organizadores del torneo de Wimbledon, que no aciertan a comprender el cúmulo de obstáculos que se oponen a la buena marcha del torneo. A los ya reseñados de las ausencias y el campeonato del mundo, se le unió, de forma imprevista, la lluvia, que volvió a hacer acto de presencia en la tercera jornada. Pero ayer, una huelga de los empleados del metro londinense redujo considerablemente la ya de por si retraída presencia de aficionados. Para mayor desesperanza, hasta McEnroe parece haber moderado sus modales y vocabulario y, a un juego muy discreto, ha unido un comportamiento totalmente correcto.

Solo la eliminación de Mcnamara y, en menor escala, la de Nastase pusieron una nota de sorpresa, y a la vez de color por ser los dos vencedores de raza negra, en las pistas del All England club. Wilander eliminó al nigeriano Ozidor por 7-6, 6-4 y 6-0 y la gran sorpresa fue la eliminación de la checa Mandlikova por la norteamericana Candy Reynolds, por 6-3, 2~6 y 6-4.Para los españoles, Wimbledon, con la ausencia de Higueras y Orantes, supone la constatación de que el nivel de los llamados federativamente "jóvenes jugadores" está a la altura más baja de los últimos veinte años. López Maeso perdió en la segunda jornada con un nigeriano desconocido. Sergio Casal no pasó ante el francés Fritz (6-2, 7-5, 46, 6-7 y 6-3), después de un largo encuentro, que fue interrumpido por la lluvia.

Con estos antecedentes deportivos, la noticia en Wimbledon se limita a sucesos anecdóticos, protocolarios o relativos a la realeza. Así, el buen comportamiento de John McEnroe acaparó numerosos titulares de la prensa británica. "John se muerde la lengua en Wimbledon" fue uno de los más destacados, dada la especial corrección con que se dirigió a los jueces en sus dos últimos encuentros. John, incluso, hizo gala de un humor británico. El martes, cuando fue a protestar ante el juez, tornó sus gritos enfrases muy moderadas. "Creo que está usted haciendo un mal trabajo" le inquirió al juez. Los árbitros, por otra parte, habían recibido consejos de intentar evitar en lo posible los accesos de cólera del jugador norteamericano.

El temporal de lluvias sigue acosando a la organización. Ayer, el programa previsto había sido afectado en casi un cincuenta por ciento de partidos. Concretamente, sólo se celebraron 65 de un total de 120 previstos. En 1980, la lluvia obligó a que se celebrase sólo la jornada de la tarde, hecho que puede volver a repetirse en la presente edición. Hasta el momento, se han vendido 30.000 entradas menos. La huelga de los trabajadores del metro londinense es un accidente más en la devaluada actual edición del torneo. Ayer, por tanto, la afluencia fue espectacularmente baja.

Más expectación, curiosamente, puede despertar la presencia de la princesa Diana, después de su reciente alumbramiento. Fuentes de la familia real anunciaron que el rápido -restablecimiento de Diana de Gales la puede permitir trasladarse, en alguna ocasión, a presenciar los encuentros del torneo. La organización ya se adelantó a comunicar su satisfacción si el hecho se llega a producir. La princesa Diana fue, el pasado año, espectadora asidua.

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