El compromiso literario

En el número de EL PAIS del lunes 31 de mayo, Francisco Ayala escribe un artículo insólito en el mundo de la literatura y del arte actual. No es de buen tono, en efecto, en los tiempos que corren hablar, aunque sea de manera indirecta, del compromiso en el arte. Se tiende a hacer creer que cuanto menos significación y sobre todo cuanto menos compromiso explícito tenga el arte con la sociedad, el mundo que le genera, más categoría artística tiene. Hace un par de años uno podía hurtarse a la vergüenza ajena oyendo a un flamante académico de la Lengua entonar lo que parecía un público arrepentimi...

En el número de EL PAIS del lunes 31 de mayo, Francisco Ayala escribe un artículo insólito en el mundo de la literatura y del arte actual. No es de buen tono, en efecto, en los tiempos que corren hablar, aunque sea de manera indirecta, del compromiso en el arte. Se tiende a hacer creer que cuanto menos significación y sobre todo cuanto menos compromiso explícito tenga el arte con la sociedad, el mundo que le genera, más categoría artística tiene. Hace un par de años uno podía hurtarse a la vergüenza ajena oyendo a un flamante académico de la Lengua entonar lo que parecía un público arrepentimiento: "La poesía social fue una equivocación".En el mismo número de EL PAIS en que aparece el artículo de Ayala se nos informa de las rotundas declaraciones de Octavio Paz en contra de la literatura comprometida... Desde todos los ángulos se insiste en los últimos años en la función lúdica, evadora, descomprometida, estética -se resume- de la literatura y del arte. Como si estos productos humanos pudiesen ser otra cosa -como todos los demás- que comprometidos. Como si toda estética no estuviese indisolublemente ligada a una ética. La llamada de atención, valiente y digna, del gran escritor que es Ayala me parece, a contratiempo de la frivolidad general, de la máxima pertinencia. /