Acciones de los trabajadores de Samoyco en defensa de sus empleos

Un grupo de unos diez trabajadores se encuentran desde ayer encaramados en la cubierta de un gasómetro de gas rico de Ensidesa-Veriña (Gijón); otros cuatro están en lo alto de una chimenea en la factoría siderúrgica de Avilés, y varios piquetes provocaron ayer cortes de tráfico en la carretera que une Avilés con Luanco. Todos ellos pertenecen a la plantilla de Samoyco, sociedad que ha visto considerablemente reducidos sus contratos de mantenimiento con Ensidesa.Los trabajadores de Samoyco protagonizan movilizaciones espectaculares en defensa de sus puestos de trabajo desde el anuncio da...

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Un grupo de unos diez trabajadores se encuentran desde ayer encaramados en la cubierta de un gasómetro de gas rico de Ensidesa-Veriña (Gijón); otros cuatro están en lo alto de una chimenea en la factoría siderúrgica de Avilés, y varios piquetes provocaron ayer cortes de tráfico en la carretera que une Avilés con Luanco. Todos ellos pertenecen a la plantilla de Samoyco, sociedad que ha visto considerablemente reducidos sus contratos de mantenimiento con Ensidesa.Los trabajadores de Samoyco protagonizan movilizaciones espectaculares en defensa de sus puestos de trabajo desde el anuncio dado a conocer por esta empresa de poner en marcha un expediente de regulación de empleo que afecta a 256 miembros de su plantilla.

Recientemente, un grupo de estos trabajadores se encerró en el horno Siemens, de Avilés, que se encuentra parado en período de reposo y reparación. Anteayer, cuatro subieron a la chimenea más alta de la factoría de Avilés, y a las 5.45 horas de ayer treinta de los afectados por el despido irrumpieron en las instalaciones de los gasómetros en Gijón, aprovechando el cambio de guardia de los vigilantes jurados, a quienes quitaron las llaves de acceso. Hace varios años, un grupo de trabajadores de Temico, subcontrata también vinculada a Ensidesa, permanecieron durante más de dos meses en la parte superior de un gasómetro en Avilés. Temico cerró y parte de su plantilla se integró en otras empresas de subcontratas. Algunos de los trabajadores que permanecieron entonces en el gasómetro necesitaron asistencia médica y se especuló con el riesgo de que las posibles emanaciones de gas de la instalación dañaran la salud de los trabajadores.

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