Cartas al director

Réplica al teniente coronel Villalba

Mi teniente coronel: En EL PAIS de 29 de abril de 1982 acuso recibo de tu respuesta a un artículo mío, titulado "Parámetros militares.Una atenta lectura de tu carta confirma que no te has enterado de lo que se dice en el artículo que intentas criticar. Y no te has enterado porque has hecho una lectura simplista y no poco sectaria. Has cogido el rábano por las hojas de la ignorancia y quedado con el culo al aire ante aquellos lectores que han interpretado con normalidad los "Parámetros militares"

En consideración a nuestra profesión y buena amistad de muchos años, no manejaré el a...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Mi teniente coronel: En EL PAIS de 29 de abril de 1982 acuso recibo de tu respuesta a un artículo mío, titulado "Parámetros militares.Una atenta lectura de tu carta confirma que no te has enterado de lo que se dice en el artículo que intentas criticar. Y no te has enterado porque has hecho una lectura simplista y no poco sectaria. Has cogido el rábano por las hojas de la ignorancia y quedado con el culo al aire ante aquellos lectores que han interpretado con normalidad los "Parámetros militares"

En consideración a nuestra profesión y buena amistad de muchos años, no manejaré el arma inocente del sarcasmo y la ironía, que te mereces por las evidentes falsedades y afirmaciones temerarias en que incurres.

Es falso que en el artículo citado se diga que los militares son enemigos del pueblo; afortunadamente, se puede comprobar acudiendo a EL PAIS de 4 de abril de 1982 Siendo así, tu intención no es otra más que la de provocar un estado de animadversión y recelo contra mí, actividad que no ennoblece a quien la practica.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Si es grave lo anterior, tu afirmación de que crees que no me importan las muertes de nuestros compañeros es intolerable. Me has sumido en una gran tristeza. No debes decirme esas cosas. A mí, que me duelen esos 25 niños que en el mundo mueren de hambre cada minuto, mientras un millón de dólares se transforman en metralla y neutrones. A mí, que cuando cae un compañero quisiera ser yo y el último.

Me puedes acusar, y el resto de los españoles, de objetivar cómo aquellas personas enemigas de la monarquía parlamentaria y favorable al golpismo manipulan nuestros muertos, como justificación para sus siniestros propósitos.

Me puedes acusar de ser un defensor activo del ordenamiento constitucional (artículo 3 de las Reales Ordenanzas).

Me puedes acusar de coincidir con el loco Don Quijote de la Mancha (capítulo LVIII) "La libertad, Sancho, es uno de los más conocidos dones que a los hombres dieron los cielos...".

Me puedes acusar, mi teniente coronel, de haber sufrido cárcel y persecución por escoger la senda de la libertad. Queda a tus órdenes. / capitán.

Archivado En