Cartas al director

Aventuras con un coche

En los siete meses de vida activa que tiene mi coche Seat 127, y digo vida activa, porque cuando lo compré ya hacía un año que había sido fabricado, tanto él como yo hemos pasado por múltiples vicisitudes: de entrada, defectos de pintura en el interior y cerradura del portamaletas estropeada. Los primeros, subsanados por la casa, dado que su responsabilidad no daba lugar a dudas; la cerradura, a cargo de mi bolsillo, porque se supone que era yo quien la había roto.Aparte de estos pequeños incidentes, los tres primeros meses, nada de particular; fue con la Navidad que empezaron los ...

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En los siete meses de vida activa que tiene mi coche Seat 127, y digo vida activa, porque cuando lo compré ya hacía un año que había sido fabricado, tanto él como yo hemos pasado por múltiples vicisitudes: de entrada, defectos de pintura en el interior y cerradura del portamaletas estropeada. Los primeros, subsanados por la casa, dado que su responsabilidad no daba lugar a dudas; la cerradura, a cargo de mi bolsillo, porque se supone que era yo quien la había roto.Aparte de estos pequeños incidentes, los tres primeros meses, nada de particular; fue con la Navidad que empezaron los regalos: en enero, rotura del tubo de escape (fuera de garantía) y funcionamiento defectuoso de la marcha atrás; en febrero, descarga automática de la batería por fallo, parece ser, del sistema de alimentación de la misma; en marzo, no hay forma de arrancar el coche, por avería del sistema de encendido.

A todo esto hay que añadir que todas las veces que he tenido que acudir al servicio oficial Seat, en Lorca, todas digo, ha faltado alguna de las piezas necesarias para la reparación del automóvil, por lo que me he visto obligado a realizar dos viajes por cada avería. /

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