NUEVA ESCALADA TERRORISTA DE ETA

La policía confundió con disparos el ruido de las explosiones

El incidente en que se vio envuelta la primera dotación policial que acudió a la central de la Telefónica nada más ser volada -un coche-patrulla de la Policía Municipal con sirena y destellos luminososfue en realidad una confusión de la que fueron víctimas estos policías, así como otros del Cuerpo Superior que de paisano vigilaban por los alrededores del edificio siniestrado, al identificar como disparos las explosiones que de manera escalonada y progresiva afectaron a los componentes eléctricos de la central telefónica después de explosionar las cargas de Goma 2 colocadas por los terroristas....

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El incidente en que se vio envuelta la primera dotación policial que acudió a la central de la Telefónica nada más ser volada -un coche-patrulla de la Policía Municipal con sirena y destellos luminososfue en realidad una confusión de la que fueron víctimas estos policías, así como otros del Cuerpo Superior que de paisano vigilaban por los alrededores del edificio siniestrado, al identificar como disparos las explosiones que de manera escalonada y progresiva afectaron a los componentes eléctricos de la central telefónica después de explosionar las cargas de Goma 2 colocadas por los terroristas.De acuerdo con los testimonios recogidos por este periódico en los distintos medios policiales implicados en el incidente, los hechos podían haber ocurrido de la siguiente manera:

3.35 horas de la madrugada del domingo. Un coche-patrulla del 092 -Policía Municipal- discurre lentamente por la calle de Santa Engracia, muy próxima a Ríos Rosas. Suena una explosión y la dotación del coche policial, sin apenas tiempo para reaccionar, se encuentra ante el edificio de la Telefónica en esta última calle. De su fachada, reventada por la explosión de la Goma 2 salen lo que los policías creen que son ráfagas de metralleta.

El sargento que manda la patrulla policial, una vez ésta fuera del vehículo, ordena tirarse al suelo para proteger la vida de sus hombres mientras carga su pistola. En ese instante, un pequeño grupo de inspectores del Cuerpo Superior de Policía, de palsano, que nadie sabe de dónde sale con exactitud escucha las mismas detonaciones y también se siente agredido.

En este caso, no obstante, los policías creen que los disparos vienen de sus compañeros los mun.icipales, y uno de los inspectores, con la pistola en la mano, levanta el brazo y grita a los hombres de Tierno Galván, que están parapetados tras su coche, tirados en el suelo: "No disparéis, no disparéis; somos policías".

En ese preciso instante concluye la cadena de explosiones de los componentes eléctricos y los inspectores de paisano suben a su vehículo de camuflaje, un coche de color azul oscuro con niatrícula de Barcelona, y abandonan el lugar.

Sacudiéndose el polvo de sus uniformes, los policías municipales recuperan su posición vertical y por la emisora de su coche alertan del atentado. A los pocos minutos llegan las primeras asistencias de Policía Nacional, ambulancias, bomberos y otros efectivos de seguridad.

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Cuando los municipales declaran sobre el incidente en la Jefatura Superior de Policía, alguien ratifica que, en efecto, había inspectores del cuerpo, de paisano, en Ríos Rosas. Así figura en el parte firmado por los municipales, y aún en la tarde del domingo se buscaba entre los escombros del edificio siniestrado, retirados en volquetes, los casquillos de las balas.

Horas después, el Ministerio del Interior aclara el error. No hubo disparos. Los tiros que creyeron esquivar ambos grupos de policías no eran otra cosa que el ruido de las explosiones de los componentes eléctricos de la central telefónica siniestrada, que por simpatía se sucedieron en cadena tras la explosión de la Goma 2 colocada por los terroristas.

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