Tribuna:

Falta de confianza en el comportamiento de las bolsas

La atonía, consecuencia directa de la falta de confianza que venían mostrando los inversores institucionales en el comportamiento del mercado de valores en las últimas reuniones, ha sido la característica que ha definido el comportamiento de las bolsas españolas a lo largo de la pasada semana.El peligro de que los índices generales de los cuatro mercados bursátiles se replegasen sobre el índice 100, ajustado a las cotizaciones del 31 de diciembre del año anterior, ha sido la única circunstancia que, aparentemente, ha motivado el que se generase una cierta demanda selectiva que fundamentalmente...

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La atonía, consecuencia directa de la falta de confianza que venían mostrando los inversores institucionales en el comportamiento del mercado de valores en las últimas reuniones, ha sido la característica que ha definido el comportamiento de las bolsas españolas a lo largo de la pasada semana.El peligro de que los índices generales de los cuatro mercados bursátiles se replegasen sobre el índice 100, ajustado a las cotizaciones del 31 de diciembre del año anterior, ha sido la única circunstancia que, aparentemente, ha motivado el que se generase una cierta demanda selectiva que fundamentalmente pretendía aminorar el ritmo de desceñso de los indicadores intersectoriales de las distintas bolsas.

Así, los sectores eléctrico, moncipolios -fundamentalmente la Telefónica- y el bancario fueron objeto de una atención preferente por parte de las fuerzas vivas del mercado ya que su peso en el índlce general resulta determinante.

No obstante, las tres primeras sesiones de la tanda semanal presentaron en general balances negativos, ya que las realizaciones de los beneficios obtenidos por las orquestadas subidas en Semana Santa, motivaron las ventas mientras que las contrapartidas compradoras no llegaron a comparecer en el mercado con la suficiente fuerza.

El comportamiento de los valores bancarios era objeto de profundas meditaciones por parte de los especialistas que a diario concurren a los parqués de las bolsas españolas, ya que, a pesar de ofrecer unos saldos vendedores discretamente negativos, no fueron capaces de reiniciar las trayectorias alcistas, a pesar de que en otras ocasiones y frente a voluntades vendedoras bastante más consolidadas, realizaron el esfuerzo de invertir la tendencia de la bolsa.

Por su parte, los valores eléctricos fueron objeto en las dos primeras reuniones de unas ventas de cierta consideración que eran reflejo directo de las necesidades de tesorería que presentaban algunas de las instituciones financieras del sector.

El endurecimiento de las condiciones de negociación de dinero en el mercado interbancario, cuyos tipos de interés se incrementaron, fue la causa de que las ventas de Eléctricas predominasen y que la demanda se mostrase reiteradamente apocada frente a las supuestas decisiones de inversión que hubieran resultado aconsejables al darse algunas minusvalías de la entidad que se experimentaron.

Quizá, en todo este proceso Iberduero, volviera a reasumir el papel de protagonista en su sector. Su trayectoría, que arrancando desde las proximidades del 50% le llevó hasta el 59,75, generó un amplio proceso de materialización de plusvalías acumuladas que pesó de forma determinante sobre el comportamiento del valor. De poco le valieron las ayudas a las que fue sometido, casi siempre a deshora, y en general su proyección resultó negativa.

No obstante, en la sesión de cierre y estableciéndose la cota del 57% como referencia, las órdenes compradoras comenzaron a resurgir y de nuevo algunos especialistas comenzaban a hablar de la necesidad de tomar posiciones en este valor ante una eventual mejora en los precios más o menos condicionada.

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