Editorial:

Beguin, en crisis

LA DIFICIL situación de Beguin -dimitió tras una votación poco favorable en el Parlamento, pero retiró su dimisión tras un urgente Consejo de Ministros, y ahora ha pasado con dificultades la votación sobre el presupuesto- es el exponente de una situación interior dificil en Israel. No es la única en la zona. Mubarak, en Egipto, está pendiente de un hilo; Líbano sufre toda clase de convulsiones, y en Siria el presidente Assad gobierna bajo presiones políticas muy fuertes que quizá no pueda resistir. Toda la grande y peligrosa zona está pendiente de dos sucesos: la implantación de la Administrac...

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LA DIFICIL situación de Beguin -dimitió tras una votación poco favorable en el Parlamento, pero retiró su dimisión tras un urgente Consejo de Ministros, y ahora ha pasado con dificultades la votación sobre el presupuesto- es el exponente de una situación interior dificil en Israel. No es la única en la zona. Mubarak, en Egipto, está pendiente de un hilo; Líbano sufre toda clase de convulsiones, y en Siria el presidente Assad gobierna bajo presiones políticas muy fuertes que quizá no pueda resistir. Toda la grande y peligrosa zona está pendiente de dos sucesos: la implantación de la Administración civil israelí en el Golán y la retirada definitiva del Sinaí, que debe estar hecha el 25 de abril. Los dos acontecimientos amenazan a Beguin. La parte izquierda de su Parlamento le reprocha su dureza al reprimir las protestas palestinas en la orilla oeste y en Gaza -una población árabe de más de un millón de personas- y la derecha, la entrega del Sinaí: estas dos razones opuestas son las que merman su inestable mayoría parlamentaria. Cree él -y posiblemente es cierto- que la mayoría de la población le apoya: querría quizás jugar la carta de unas elecciones anticipadas, pero estas podrían retrasar otra vez la entrega del Sinaí, y hasta anularla, lo cual desbarataría a Mubarak y desestabilizaría toda la zona. Y porque cuando Beguin olfatea elecciones cree necesario subrayar su campaña con algún gesto expresivo -en las últimas, el bombardeo de Irak-. El acto que más se teme ahora es un ataque directo y muy amplio a las poblaciones palestinas del sur de Líbano, una vez suficientemente afirmado en el Golán y para defender esa posición. Siria se vería nuevamente tentada de entrar en guerra y ya no caben casi muchas dudas de que la guerra contra los sirios es algo buscado y de alguna forma deseado por el primer ministro israelí.Sea como sea, en los próximos días se puede acentuar la tensión en el Oriente Próximo, y hay que considerar el riesgo de una nueva guerra en la zona. Una de las peores cosas que podrían ocurrirle al mundo, no sólo por la renovación y multiplicación de la crisis del petróleo -en un momento en que se bajan los precios y todo parece un poco más favorable-, sino por sus repercusiones Mevitables en la ya acrecida tensión Este-Oeste.

Salvo incidentes o sorpresas que puedan producirse en los países árabes -que no son parcos en ellas-, el desarrollo de la situación depende de cómo evolucione la cuestión política en Israel. Beguin se está enfrentando a una serie de votaciones de rutina -el lunes, el debate sobre el presupuesto, que atravesó según hemos dicho con apuros- que pueden ser utilizadas para expulsarle del poder. La tentación de realizar determinados actos de dureza y violencia que vuelvan a reunir las disidencias que ahora se manifiestan en torno suyo, puede resultarle demasiado fuerte.

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