El regreso de la central norteamericana AFL-CIO a la CIOSL amenaza con trastornar el panorama sindical de todo el mundo

Una de las más poderosas centrales sindicales del mundo, la norteamericana AFL-CIO (casi catorce millones de afiliados y un presupuesto anual superior a los veintisiete millones de dólares), ha regresado, el pasado 1 de enero, a la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL). La noticia, que ha pasado casi inadvertida pese a su trascendencia, debería provocar la alegría del resto de las organizaciones sindicales que integran la CIOSL.

Sin embargo, prevalece la preocupación. El regreso, después de doce años, de los poderosos sindicatos norteamericanos amenaza ...

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Una de las más poderosas centrales sindicales del mundo, la norteamericana AFL-CIO (casi catorce millones de afiliados y un presupuesto anual superior a los veintisiete millones de dólares), ha regresado, el pasado 1 de enero, a la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL). La noticia, que ha pasado casi inadvertida pese a su trascendencia, debería provocar la alegría del resto de las organizaciones sindicales que integran la CIOSL.

Sin embargo, prevalece la preocupación. El regreso, después de doce años, de los poderosos sindicatos norteamericanos amenaza con trastornar el panorama sindical en todo el mundo y acarrear serias consecuencias para los incipientes sindicatos de países subdesarrollados o en vías de desarrollo.La CIOSL es sin duda la confederación sindical más importante del mundo. Sus setenta millones de afiliados, repartidos por los cinco continentes, y su gran influencia la colocan muy por encima de su única competencia en Occidente: la Confederación Mundial del Trabajo (CMT), de origen cristiano progresista, y de la Federación Sindical Mundial (FSM), que, con sede en Praga (Checoslovaquia), agrupa a los sindicatos de los países del Este.

La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres nació en Londres en diciembre de 1949, recién terminada la segunda guerra mundial, y adquirió pronto un cierto tinte socialdemócrata. A ella pertenecen todas las centrales sindicales importantes en Europa, desde la alemana hasta la francesa, pasando por los países nórdicos o la UGT española. Hasta 1973 contaba con cuatro regionales: América, Asia, Africa y Europa, pero en febrero de aquel año las organizaciones europeas, sin abandonar por ello la CIOSL, crearon una organización autónoma: la Confederación Europea de Sindicatos (CES), en la que progresivamente tuvieron cabida también algunas -pocas- organizaciones de procedencia cristiano progresista, e incluso la central comunista italiana, casi sin precedentes.

Pero ya antes de la creación de la CES, los sindicatos norteamericanos, la AFL-CIO -que agrupa prácticamente a todas las organizaciones de trabajadores de Estados Unidos, con excepción, por el momento, de los transportistas y obreros del motor- había decidido en 1969 dar el portazo. El motivo oficial fue técnico, pero, como reconoce Enzo Friso, uno de los cuatro jefes de departamento de la CIOSL, la auténtica razón fue el desacuerdo norteamericano con la política de contacto con los sindicatos del este de Europa, que preconizaban -y ponían en práctica- sus colegas europeos.La AFL-CIO se ha caracterizado siempre, en efecto, por un anticomunismo visceral y un apoyo sin matices a la política exterior del Gobierno de turno en Washington. La presencia de Richard Nixon en la Casa Blanca ayudó a tomar la decisión. Dado su enorme peso en la CIOSL, los norteamericanos calcularon que la confederación, falta de recursos y de apoyos en Estados Unidos, caería en picado y podría ser tomada después en las condiciones impuestas por la AFL-CIO. La realidad fue muy diferente. "La salida de los norteamericanos", explica Friso, "hizo que hubiera que buscar un nuevo equilibrio en el seno de la confederación, y el equilibrio se encontró más a la izquierda, sin dar a esta palabra un sentido político. La CIOSL se hizo más sindicalista y menos obsesivamente anticomunista".

Influencia en el Tercer Mundo

Además, sin el lastre norteamericano, la Confederación permitió el nacimiento de la CES como organización autónoma -lo que Estados Unidos no deseaba- y desarrolló una política exterior propia, bastante lejana de la que realizaban simultáneamente los institutos para el desarrollo del sindicalismo libre que la AFL-CIO había promovido en Latinoamérica, Asia y Africa, y que se han distinguido siempre por su apoyo incondicional a cuanto movimiento anticomunista nacía en esos países, sin ningún tipo de consideraciones sindicales.

La CIOSL, influida por los europeos -añade Friso-, tuvo un enfoque más democrático y sindicalista en sus relaciones exteriores, un enfoque que podríamos calificar de antifascista. Mal que bien, la Confederación logró una influencia grande en todo el mundo y muy especialmente en Latinoamérica. "Incluso en países latinoamericanos en los que no tenemos organizaciones afiliadas, la CIOSL desarrolla un importante trabajo de ayuda a la lucha sindical".

Una influencia que, por el contrario, ha perdido totalmente -caso de haberla poseído alguna vez- la AFL-CIO y su instituto para el desarrollo del sindicalismo libre en Latinoamiérica. "La AFL no hacía arnigos". Ahora, desde la CIOSL, tendrá acceso -un acceso muy importante- al movimiento sindical de prácticamente todos los países de ese continente.

Más aún: de acuerdo con los estatutos, las organizaciones sindicales nacionales proponen planes de ayuda a organizaciones del Tercer Mundo, que deben ser aprobadas por el comité ejecutivo de la CIOSL. Un ejemplo del espíritu que anima a la AFL-CIO es que según rumores que corren por la CIOSL, uno de sus representantes en dicho comité ejecutivo será el famoso Irving Brown, representante hasta ahora de la central norteamericana en París y repetidamente aludido por el libro de Philip Agee, como colaborador de la Central de Inteligencia Americana (CIA).

Otro de los objetivos del desembarco estadounidense en la mayor organización sindical del mundo puede ser volver al carril a los sindicatos europeos, a su juicio excesivamente independientes. La posibilidad de que la CES vuelva a formar parte de la CIOSL como una regional, perdiendo su autonomía, ha sido insinuada ya en algunas publicaciones sindicales. "No sé si la AFL-CIO planteará este tema", explica Friso, "pero, de cualquier forma, no creo que sea fácil. Es un problema complicado de resolver, porque la CES engloba ahora organizaciones que no son miembros de la CIOSL, sino de la CMT o independientes.

La influencia de la AFL-CIO en el sindicalismo europeo . a través de la CIOSL es muy probablemente uno de los motivos de la batalla española que se libra actualmente en la CES. Desde hace varios años, la central española Comisiones Obreras ha solicitado su ingreso en la Confederación Europea de Sindicatos, para lo que, estatutos en la mano, reúne todos los requisitos exigidos, tal y como informaron en su día los servicios técnicos de la CES.

Sin embargo, CC OO fue rechazada en la última reunión del comité ejecutivo de la confederación europea, el pasado mes de enero, con el veto de la Union General de Trabajadores (UGT) y de la poderosa Deutscher Gewerkchafsbund (D B), la confederación de la República Federal de Alemania, que llegó a amenazar con abandonar la CES si Comisiones obtenía al visto bueno. La tendencia comunista de CC OO, unida a la de la central comunista italiana que ingresó en su día mediante un acuerdo interno con las otras centrales de su país, podía, según la DGB, aumentar el peso de las centrales que escapan a la tendencia socialdemócrata o de la Internacional Socialista.

"¿Existe el peligro de una excesiva influencia norteamericana en la CIOSL, que cambie el actual sentido de la confederación?", se pregunta Friso. "Sí", responde, "pero creo que es imposible volver a. la situación de 1969, cuando se fueron. La AFL-CIO tiene todavía una motivación fundamentalmente anticomunista, pero los sindicatos europeos han desarrollado mucho desde entonces sus propias actividades, incluidas las internacionales". "La mayoría de la organización de la CIOSL acepta con entusiasmo el regreso de los norteamericanos porque refuerza las posibilidades de defender los intereses sindicales y económicos de la clase trabajadora en todo el mundo y la CIOSL es una confederación sindical, no hay que olvidarlo, y no una organización dedicada exclusivamente a la defensa de los derechos del hombre o a fines humanitarios".

"La aportación de la AFL-CIO puede ser determinante en muchos de estos aspectos: el fenómeno económico es prácticamente el mismo en todos lados, al margen de los diferentes tipos de Gobierno: paro, lucha contra la inflación, crisis económica... No tiene mucho sentido encarar estos problemas sin la presencia de los sindicatos norteamericanos", añade Friso.

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